Así se vive la pasión por el “santo”

La peregrinación hacia Córdoba movilizó una multitud de hinchas, agradecidos por la posibilidad de ver al equipo lejos de casa.

EN “LA DOCTA”. En el extremo izquierdo está Facundo Martín; los tres a la derecha integran la familia Figueroa (Juan, Sergio y Leandro). Todos unidos por el “santo”. la gaceta / fotos de bruno farano (enviado especial) EN “LA DOCTA”. En el extremo izquierdo está Facundo Martín; los tres a la derecha integran la familia Figueroa (Juan, Sergio y Leandro). Todos unidos por el “santo”. la gaceta / fotos de bruno farano (enviado especial)

La Copa Argentina es un oasis: no rigen prohibiciones, por lo que los partidos se juegan con ambas hinchadas. Una invitacipón para que el fanático futbolero calme sus ansias de salir a la ruta para acompañar al equipo de sus amores. Lo demostraron los miles de hinchas que llevó anoche San Martín al estadio “Mario Kempes”, Las historias se multiplicaron: muchos se “fugaron” del trabajo en pleno miércoles, otros juntaron peso sobre peso para llegar a “La Docta”. Hubo quienes lo hicieron en silencio, para no ser “descubiertos”. El común denominador es la pasión.

Juan Figueroa está junto a su hermano Sergio, a su hijo Leandro y a un grupo de amigos en lo que fue el punto de encuentro de los simpatizantes “santos” en las adyacencias del estadio cordobés. Tiene lágrimas en los ojos y no para de cantar. Juan logró el objetivo por el que venía trabajando desde el día en el que confirmaron la sede y la hora del duelo. “No sabés lo que fue llegar. Tuve que pedir permiso en el trabajo, adelantar algunas tareas y moverme para que mis compañeros pudieran reemplazarme. Pero gracias a Dios llegamos”, relata en diálogo con LA GACETA antes de abrazar a su hijo. “Es el primer viaje que puedo compartir con él; por eso mi emoción. Pero además, es increíble ver la gran movilización social que genera San Martín. Es un estilo de vida, es el amor; es ir a la cancha sin importar ni el rival ni los resultados. Estamos a fin de mes, en medio de una semana y el esfuerzo que hacen los hinchas para acompañar al equipo me dejan sin palabras”, sentencia.

Hay fiesta de la buena en Córdoba. Desde las primeras horas de la mañana la capital se pintó de rojo y blanco. Los hinchas “santos” invadieron el centro, los paseos públicos y las zonas cercanas al estadio.

LLEGARON CON LO JUSTO. Al medio en la foto celebra Guadalupe Maza. LLEGARON CON LO JUSTO. Al medio en la foto celebra Guadalupe Maza.

Facundo Martín toma un trago de un envase descartable y canta con fuerza. “Esta es la famosa banda; la banda de San Martín... Y ciudadé, y ciudadé”, grita y agita a los 12 compañeros que vinieron junto a él. “Dejamos de trabajar, dejamos a la familia, dejamos todo por seguir este sentimiento”, avisa y va un poco más a fondo en la cuestión de volver a estar presente en una cancha fuera de Tucumán. “Cuando tenés a la hinchada rival enfrente hay un gustito especial. Es el verdadero folklore. Tenemos que aprender como sociedad a ir a los estadios y no generar problemas para que esto se pueda repetir”, remata.

Guadalupe Maza es una de las tantas “cirujas” que arribaron a Córdoba. Sufrió, pero llegó. “Se nos había pinchado el viaje a último momento. Veníamos en el auto con mi papá y a las 10 de la noche se dio con que la cédula verde estaba vencida. Nos fuimos a la Roca y Pellegrini y rescatamos unos lugares en los 10 ómnibus que salieron desde ahí. Por San Martín muero”, asegura.

Recepción de primera

Mario Olivera es el presidente de la filial “santa” en Córdoba. Él y sus compañeros se movieron y armaron una fiesta para recibir a los hinchas. “Alquilamos un predio, comimos un asado y compartimos una jornada histórica -afirma-. No me olvidaré de lo que vivimos junto a mis hermanos sanmartinianos”.

Fue una fiesta “santa” en Córdoba. Los hinchas volvieron dar muestra del amor genuino por los colores; acompañaron en gran número y dejaron en claro que el club está por encima de todas las cosas.

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