Según el economista Ricardo Arriazu, uno de los profesionales más respetados por el presidente Javier Milei, el hecho de acumular reservas y poseer un tipo de cambio que flota significa una “flotación sucia”, en donde la intervención “debe impedir que el peso se aprecie y que, por lo contrario, el objetivo debería ser que el tipo de cambio se deprecie”. Arriazu explicó que la propuesta es “un poco más sofisticada” ya que “implica una meta de compra diarias de divisas, con total indiferencia sobre la posible evolución del tipo de cambio”, reproduce el sitio Clarin,com.

“Ante la pregunta de quién compraría las divisas, la respuesta es: o el Tesoro -lo que tranquilizaría a los mercados asegurando el pago de la deuda-; o el propio Banco Central emitiendo dinero”, argumentó. En ese sentido, indicó que bajo esos argumentos la acumulación de reservas se daría a través de la cuenta corriente (saldos favorables en la balanza comercial y en otras cuentas de servicios) porque “la devaluación mejoraría la competitividad externa del país, elevando la tasa de crecimiento y las exportaciones de bienes y servicios, al mismo tiempo que bajarían las importaciones”. Y resaltó un estudio del think tank Bruegel, en donde muestra que Argentina y 178 países más “muestran que todo aumento rápido del tipo de cambio real baja inicialmente el nivel de actividad, reduce las importaciones, pero no eleva rápidamente las exportaciones”. “Sin embargo, estas experiencias son siempre ignoradas”, advirtió.

Saldos

El economista analizó la acumulación de reservas mediante saldos favorables en la cuenta corriente de la balanza de pagos con la experiencia de Latinoamérica y el Caribe durante el período 1980-2024. En ese sentido, detalla que todos los países de ese grupo acumularon saldos negativos equivalentes a U$S 2,47 billones, con sólo cinco años de “pequeños saldos positivos” (2003-2007), y un déficit conjunto máximo de U$S 198.000 millones en 2014. Sólo dos países registraron resultados positivos: Venezuela (U$S 222.000 millones) y Trinidad y Tobago (U$S 67.000 millones); el mayor déficit lo obtuvo Brasil, con U$S 1,18 billones, mientras que Argentina registró un déficit acumulado de U$S 196.000 millones.

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“Argentina necesita acumular reservas, pero no lo va a hacer por la cuenta corriente, sino por la cuenta capital, cuando se restaure la confianza y el gobierno pueda volver a los mercados voluntarios de crédito”, enfatizó.