Martín Litwak: “El esfuerzo fiscal que hace un argentino es muy elevado”

El abogado y conferencista internacional plantea la reducción de 45 a cuatro impuestos nacionales para simplificar el esquema tributario.

Como titular de The 1841 Foundation, Litwak elevó al presidente Milei las bases para una reforma fiscal posible. Como titular de The 1841 Foundation, Litwak elevó al presidente Milei las bases para una reforma fiscal posible.

El sistema tributario argentino es una verdadera telaraña en el que coexisten 148 diferentes tipos de tributos a lo largo de nuestro país (impuestos, tasas, contribuciones y derechos). Simplificar ese esquema puede resultar una utopía si se tiene en cuenta que, para encarar ese proceso, se requiere un amplio acuerdo político entre el Presidente, los gobernadores y los intendentes. Sin embargo, desde The 1841 Foundation, su presidente, Martín Litwak, planteó al presidente Javier Milei que ese proceso puede ser posible, en un escenario en el que esos impuestos nacionales (especialmente los que gravan los bienes) pueden reducirse de 45 a cuatro o a 10, sin necesidad de tocar los tributos provinciales o las tasas municipales. En una entrevista concedida a LA GACETA, el abogado especializado en planificación patrimonial internacional y estructuración de fondos de inversión, y CEO del estudio Untitled, Litwak, no duda en señalar que “la Argentina es el país en el que se hace el mayor esfuerzo fiscal en el mundo”. Por eso entregó al jefe de Estado las “Bases y puntos de partida para una reforma tributaria posible” para salir de la fuerte presión fiscal.

 -¿Qué medidas contempla el plan elevado al Presidente?

-El sistema contempla bajas automáticas de alícuotas anuales en el caso de que aumente la recaudación en términos reales, se mantenga igual o baje hasta un 5%. El objetivo es llegar, con el correr del tiempo, a un impuesto a las ganancias del 20% para todos (flat tax) y que el IVA termine volviendo a ser del 15%. El esquema propuesto, en otras palabras, además de reducir de manera significativa los impuestos a pagar, genera previsibilidad y seguridad jurídica. La reforma que pensamos crea incentivos para que los pagadores de impuestos cumplan con sus obligaciones tributarias, lo cual va a resultar en un aumento en la recaudación pese a la reducción del esfuerzo fiscal. O, mejor dicho, como consecuencia de ello. Es bueno recordar que, a medida que los impuestos bajan, aumentan el ahorro, la inversión, la actividad económica en general y el consumo, y obviamente se reduce la informalidad y la evasión.

-Pero encontrará cierta resistencia entre los gobernadores o los intendentes…

-Es un plan de aplicación posible, que toma en cuenta la premisa de un gobierno que quiere llegar al déficit cero, con un orden de prioridades. Todo esto en un marco en el que la relación del Gobierno nacional con gobernadores y con legisladores no es la ideal para rediscutir, por ejemplo, un nuevo esquema de coparticipación. Entonces lo que planteamos en este programa es tomar como base esos 45 impuestos nacionales que coexisten y empezar a ver cuáles pueden ser eliminados, de tal manera de bajar esa percepción que existe respecto de que el esfuerzo fiscal que hacen los argentinos es demasiado alto. Pero, a la vez, se puede recaudar más a través del empleo, de una mayor actividad económica. Puede que haya preocupación por los efectos de eso en la recaudación. El “Tax Plan” es absolutamente viable. A medida que la recesión se intensifique, algo que perfectamente puede suceder, el “efecto Laffer” de la reforma propuesta será más leve y de allí la urgencia por implementarla. Es consistente con la finalidad del Gobierno. Sus efectos pueden ser automáticos y no requiere necesariamente del tratamiento en el Congreso, ya que se bajan impuestos transitorios o alícuotas.

-Sin embargo, el esquema propuesto avanzaría sobre todo en los impuestos a los bienes personales…

-A nivel global, hay cuatro tipos de impuestos: Ganancias, al consumo, a las transacciones y al patrimonio. En el caso de Ganancias, en la Argentina lo pagan autónomos y monotributistas, como parte de los costos laborales, según los casos. En el consumo, es claro que el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es la piedra basal, aunque hay otros tributos que inciden. En las transacciones tenemos el impuesto al Cheque. Y los que gravan el patrimonio están relacionados con Bienes Personales o impuesto a la Herencia. En cualquier parte del mundo se grava la capacidad contributiva de la persona, mucho o poco, si puede pagar o recibe algo. En cambio, con las transacciones o el patrimonio mismo se genera un desincentivo a la inversión y al ahorro. Afecta a la riqueza futura. También puede analizarse bajar los mínimos. Aquí, la Argentina tiene el mínimo imponible más bajo del mundo, con U$S 20.000. Uruguay, por ejemplo, lo tiene en U$S 140.000 y Colombia o Bolivia en U$S 4 millones para pagar un impuesto a la riqueza. Hay que eliminar todo eso y que haya un impuesto a los ingresos, no importa el nombre que le pongas. En definitiva, el sistema tributario se basa en IVA e Impuesto a las Ganancias, que son los impuestos “menos malos”. De esta forma, se eliminan todos los impuestos sobre el patrimonio y las transacciones.

-En la Argentina se da el caso de la doble imposición, si se toma en cuenta IVA e Ingresos Brutos provinciales…

-Si hubiera una colaboración entre Nación y provincias, creo que el IVA debería ser provincial y no nacional. Pero hoy es imposible discutirlo, lo mismo que una nueva coparticipación. No hay voluntad de hacerlo. Si se diera la posibilidad de arrancar de cero, creo que debiera existir un impuesto al consumo en las provincias. Pese a que la Argentina tiene un sistema de gobierno federal, el régimen tributario actual es inconsistente, en el que las provincias esperan recibir el producido de Ganancias y del IVA. La idea sería similar a la que se observa en Suiza o en los Estados Unidos, donde los distritos cobran mucho y el poder central no. Eso no pasa en la Argentina.

-No se observa esa voluntad de avanzar hacia un régimen impositivo integral y ordenado…

-En la Argentina, la gente entiende que paga los mayores impuestos del mundo. Son los que hacen el mayor sacrificio fiscal del mundo. Pero hay un pedido general de bajar esos impuestos que viene desde hace tiempo. Cuando Milei se postuló fue claro con dos metas: mejorar la seguridad y bajar los impuestos. Hasta ahora no pasó nada de las dos cosas. Esta puede ser una buena oportunidad para arrancar por el lado de los impuestos. Creo que será difícil que un diputado, en el actual contexto político, no votar por una reforma integral que le ponga algo de lógica para que haya una mejor distribución del sacrificio fiscal que hacen los que pagan los impuestos. Es algo que la gente sigue empujando para que esté en la agenda política.

-¿En qué sustenta la idea de afirmar que la Argentina es el país con mayor esfuerzo fiscal del mundo?

-Las estadísticas globales lo marcan. Por un lado, existe un índice de presión fiscal, un método clásico que toma en cuenta el cociente entre recaudación y Producto Bruto Interno (PBI). Naturalmente que hay países que tiene elevada presión fiscal como Brasil, los europeos o los nórdicos, pero ese indicador no mide cuestiones vinculadas con factores como el tamaño de la población, la distribución de la renta o la situación del bienestar social. Eso lo toma el índice de esfuerzo fiscal, al combinar todos esos factores. Así tenemos que Suecia o Noruega cuentan con una presión fiscal muy alta, pero la renta per cápita es de U$S 40.000 o U$S 60.000. En la Argentina es mucho menos. Allí está el mayor sacrificio fiscal, porque el argentino tiene menos renta per cápita y no tiene tanta capacidad de ahorro (a veces ni ahorra) como lo puede tener un habitante de Alemania, que paga impuestos por ese ahorro genuino, porque tiene dos casas o dos autos.

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