Tucumán suma miles de casos confirmados de dengue en lo que va del año. Según se estima, aún faltan dos semanas para llegar al pico de la epidemia y se espera que luego los contagios empiecen a bajar. No obstante, de acuerdo a la experiencia del año pasado, podría haber circulación del virus hasta junio o julio. De ser así, los expertos creen que este año superaremos la cifra de 40.000 infectados, récord alcanzado durante 2023. La situación epidemiológica refleja en los hechos la incertidumbre y los temores de la sociedad, que viene ha sufrido el impacto de fallecimientos vinculados con esta enfermedad.
Este año hay menos casos en la capital, pero muchos más contagios -a un ritmo de más de 600 diarios- en las localidades del interior. En todos los departamentos se notificaron casos y las guardias de hospitales y centros asistenciales de gran parte del territorio tucumano están trabajando a destajo, saturados de pacientes y de consultas, al mismo tiempo que se multiplican los operativos barriales para tratar de disminuir la cantidad de mosquitos Aedes aegypti. El ministro de Salud provincial contó que debieron reforzar las guardias, incluso en horas de la tarde y los fines de semana, y que tuvieron que habilitar sectores de consultorios externos con salas de espera y el personal necesario para contener la demanda y reducir los tiempos de espera. “Estamos organizando más equipos de apoyo porque entendemos que la demanda es muy grande”, señaló.
Al mismo tiempo, se ha dado, por un lado, la escasez generalizada de repelentes en todo el país, debido a la falta de previsión de las políticas nacionales acerca de las dificultades para producirlos, porque un componente esencial, el DEET, es importado y debido al cepo cambiario los empresarios sólo habían comprado lo imprescindible. El viernes el Gobierno decidió levantar las trabas. “Los productores de repelentes han cambiado la logística para producir, lo están haciendo a la máxima capacidad”, dijo el ministro de Salud nacional, que culpó al Gobierno anterior: “faltó impulso en la tarea fundamental para combatir el dengue, que es eliminar los huevos y eliminar los mosquitos”, dijo, sin explicar las razones de la falta de reacción para la elaboración de repelentes, pese a que, según se sabe, desde enero ya se conocía el riesgo ante la inminente epidemia. Por otra parte, la proliferación de mosquitos ha dado lugar a medidas desesperadas de la población para protegerse, mientras es dispar la producción oficial de elementos como citronela.
Las autoridades insisten en que es fundamental el cuidado de la población en lo que hace a descacharreo o medidas básicas como usar pantalones largos y mangas largas y uso de mosquiteros y tules en puertas y ventanas para evitar picaduras. Mientras tanto, se recurre a grandes operativos de fumigación como el del sábado, aunque su incidencia es relativa. Al mismo tiempo hay indecisión en cuanto a lo que va a ocurrir con la vacuna: pueda resultar una ayuda clave, pero la reticencia de las autoridades nacionales a incorporarla al calendario agrega más incertidumbre a la emergencia.
Convendría, entonces, examinar la eficacia de las medidas encaradas y la responsabilidad sobre las que no se han tomado, con el fin de evitar los daños colaterales como la falta de repelentes, que se han vuelto un producto escaso y caro.