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
La semana pasada el propio Mark Zuckerberg volvió a dar un golpe de timón en Meta, su compañía, desarrolladora de plataformas influyentes como Facebook, Instagram y WhatsApp. A través de un video, el CEO de la empresa anunció el cierre del programa de verificación de datos con el que combatía la información errónea en sus redes sociales mediante un sistema de etiquetas introducido en 2016. Dicho programa fue anunciado y promovido como una alianza con organizaciones independientes que eran certificadas a través de la International Fact-Checking Network (IFCN), una red que llegó a incluir a 100 verificadores alrededor de todo el planeta, inclusive con organizaciones de Argentina como Chequeado.
El anuncio fue sorpresivo por varios aspectos. En primer lugar, Zuckerberg comunicó que dicho sistema será reemplazado por un modelo de “notas comunitarias” similar al que utiliza la red social X, que permite a los usuarios añadir contexto a las publicaciones. Deja de lado a organizaciones especializadas en la verificación de información y adopta un modelo en el que los propios usuarios actúan como verificadores. En segundo término, el creador de la red social más importante de la web argumentó que tomaba esta decisión para “volver a las raíces en torno a la libre expresión de Facebook e Instagram”. De esta manera cuestionaba que los sistemas de moderación se habían vuelto demasiado “complejos y restrictivos”, llevando a la censura de contenido que era inofensivo, según sus consideraciones. Finalmente, el anuncio se hizo a días de la asunción de la administración de Donald Trump y en simultáneo a un cambio de mando en la presidencia de Asuntos Globales de Meta, que ahora estará a cargo de un reconocido republicano, Joel Kaplan, quien además firmó el documento que detallaba las nuevas directrices de la empresa.
Más allá de las consideraciones políticas, el anuncio generó un fuerte rechazo en la comunidad de organizaciones especializadas en verificación de datos, que señalaron que la decisión de Meta afectará negativamente a los usuarios que buscan información confiable. Así lo advirtió Angie Holan, directora ejecutiva de la organización que estaba a cargo de la red de medios responsable del chequeo en las redes sociales. Según la directiva, las organizaciones no censuraron ni eliminaron publicaciones, sino que añadieron información y contexto a “afirmaciones controvertidas”, desacreditando contenido engañoso y teorías de conspiración.
Tanto IFCN como otros proyectos responsables de la verificación hicieron hincapié en que los periodistas encargados suscribieron a un Código de Principios que enfatiza el no partidismo y la transparencia en su trabajo. Por ello, rechazaron vincular la verificación con la censura, ya que ellos nunca tomaban la última palabra sobre lo que pasaba con el contenido en las plataformas: lo hacía la propia plataforma. “Nuestro trabajo finaliza al señalar que se trata de posteos verdaderos, falsos o engañosos tras un riguroso proceso de verificación que sigue un método público”, apuntó el comunicado de LatamChequea (organización que nuclea a los verificadores latinoamericanos).
Se trata del fin de un proyecto que ambas partes supieron mostrar orgullosas por sus hitos en contra de la desinformación. En su propio sitio institucional, Meta detalla que gracias a esa alianza pudieron combatir algunos escollos como la información errónea relacionada con el cambio climático, elecciones presidenciales en distintos países, temas de salud, la pandemia por Covid-19, manipulaciones mediáticas, entre otros temas.
¿Si la propia empresa se jactaba de estos logros, por qué ahora cuestiona la metodología de sus aliados? Veremos en los próximos meses cómo es el mencionado retorno de Facebook a sus “raíces”, una época de crecimiento que supo tener por el entusiasmo de sus seguidores y que con los años, se fue opacando. En última instancia, serán los usuarios quienes decidirán si permanecen en estas plataformas, ahora más desreguladas, o migran a entornos quizá más regulados.