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WASHINGTON, Estados Unidos.- WASHINGTON.- A pocos días de la asunción, el gobierno de Donald Trump dio inicio este jueves por la noche a la prometida “deportación masiva más grande” de la historia de Estados Unidos, con el arresto de 538 “inmigrantes ilegales” y la expulsión de otros cientos en aviones militares, mientras el Pentágono se preparaba para enviar aún más tropas a la frontera sur, incluidas las de élite de la división Aerotransportada 82 del Ejército, anunció la Casa Blanca.
El presidente republicano prometió actuar contra la migración irregular durante su campaña y nada más comenzar su segundo mandato el lunes declaró el estado de emergencia nacional en la frontera con México y firmó una salva de decretos migratorios.
“La mayor operación masiva de deportación en la historia está en marcha. Promesas cumplidas”, escribió la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en la red social X.
El mensaje va acompañado de dos fotos en las que se ve a personas alineadas entrando en un avión militar.
Los migrantes suelen ser esposados antes de subir a los vuelos de deportación. Sin embargo, el uso de aviones militares para enviarlos a su país de origen es algo notable, según consideró la CNN. “No está claro de dónde procedían los migrantes, pero se cree que eran personas que habían cruzado la frontera recientemente y estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza”, dice una nota publicada por la cadena estadounidense.
Dos aviones militares, uno con 79 personas (31 mujeres y 48 hombres) y otro con un número indeterminado de ellas, llegaron este viernes a Guatemala, según las autoridades del país centroamericano, que no precisaron si forman parte de una operación de Trump o de una programada antes. Poco después de que se difundieron las imágenes, expertos salieron a cuestionar su veracidad.
“Pura propaganda”
Trump envía “un mensaje fuerte y claro al mundo entero: si entras ilegalmente en Estados Unidos, enfrentarás consecuencias serias”, añadió la portavoz de la Casa Blanca en su posteo en X.
“Estos son asesinos (...) son los primeros que sacaremos”, dijo Trump ayer, a su llegada a Asheville, en Carolina del Norte (este), en su primer desplazamiento desde la investidura.
Para Aaron Reichlin-Melnick, experto de la ONG American Immigration Council, “es una operación de pura propaganda”. “El año pasado y los anteriores ya había decenas de vuelos de deportación cada semana”, dijo.
Durante el ejercicio presupuestario de 2024 (de octubre de 2023 a finales de septiembre del año pasado), bajo la presidencia del demócrata Joe Biden, la policía fronteriza expulsó a un total de 271.000 migrantes en situación ilegal, un promedio de 742 personas por día.
Trump demonizó durante su campaña a los migrantes, describiéndolos como “salvajes”, “animales” o “criminales”, y prometió la mayor campaña de deportación de la historia de Estados Unidos, un país donde se estima que viven cerca de 11 millones de personas en situación irregular.
La portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Ravina Shamdasani afirmó en Ginebra que los países “tienen derecho a ejercer su jurisdicción en sus fronteras internacionales” pero sin olvidar que “el derecho a buscar asilo es un derecho humano universalmente reconocido”.
“Se aterroriza” a la población
El jueves, el alcalde de la ciudad de Newark, en Nueva Jersey, el demócrata Ras Baraka, informó que agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) “allanaron un establecimiento (...) detuvieron residentes indocumentados y también a ciudadanos, sin presentar una orden judicial”. Uno de los detenidos es un veterano del ejército estadounidense, dijo, y lo calificó de “acto atroz y una violación flagrante” de la Constitución de Estados Unidos.
“Newark no se quedará de brazos cruzados mientras se aterroriza ilegalmente a la población”, advirtió Baraka.
El presidente Trump, fiel a sus promesas de campaña, emitió una serie de decretos en su primer día en el cargo, desde restablecer su programa “Quédate en México”, implementado en su primer mandato (2017-2021) y por el que los migrantes esperan el desenlace del proceso migratorio del otro lado de la frontera, o seguir construyendo el muro fronterizo.
Suspendió hasta nuevo aviso todas las llegadas a Estados Unidos de refugiados que solicitaron asilo, incluidos aquellos a quienes se les concedió, y puso fin a las vías legales introducidas por Biden para solicitar asilo, como la aplicación de teléfono móvil CBP One, o el programa para migrantes de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití.
Incluso desafió la ciudadanía por derecho de nacimiento a través de un decreto presidencial suspendido temporalmente por un juez federal. Esta semana el Congreso dio luz verde a una ley que exige detener a migrantes en situación irregular acusados de algunos delitos, incluidos el hurto y el robo.