

Aunque las vacaciones de verano son el mejor momento para que los estudiantes universitarios puedan descansar, proyectar, planificar y hacer un balance del año que ha transcurrido, no todos transitan de igual manera este tiempo de descanso. Se sabe lo duro que es retomar las rutinas de estudio después de semanas sin actividad académica.
LA GACETA efectuó consultas a estudiantes y docentes en bùsqueda de consejos, técnicas e incluso rutinas para enfrentar una situación que es más común de lo que se piensa.
Todo un desafío
“En las vacaciones muchos chicos se relajan de las obligaciones, de las responsabilidades. Y les cuesta mucho reanudar la rutina de horarios y actividades. Para mí, el inicio de las clases es un desafío, porque cambia la rutina cotidiana, desde el punto de vista externo e interno”, señala Ana González, especialista y docente de psicología educacional.
Nicolás Wierna, estudiante de Psicología, planteó que en las vacaciones es “inevitable poder desconectarse o desenchufarse completamente de la facultad, porque siempre vas a estar pensando enla vuelta, o ya está llegando mediados de febrero, o ya estamos a dos semanas de comenzar, siempre vas a estar con ese ‘bichito’ taladrándote la cabeza”
Los desafíos
Cómo empezar a estudiar y a preparar las materias pendientes es algo que requiere organización. “Las vacaciones afectan sobre todo en la formación de hábitos, ya que en ese tiempo no se practican. Además, el impacto en la parte cognitiva con respecto a la estimulación que podrían haber tenido la concentración necesaria para volver parecerían incompatibles”, afirma Fernando García, director de Comunicación Social y Licenciatura en Comunicación Digital de la Unsta.

Organizarse con el material de estudio y encontrar el espacio ideal para estudiar son situaciones que pueden generar mucho estrés y ansiedad que imposibilitan poder presentarse a rendir en situaciones óptimas. “Los estudiantes se quiebran, porque vienen con una carga familiar, económica, laboral, más el estudio. Es importante poder identificar cómo se están sintiendo, qué están vivenciando, por fuera incluso también del ámbito y la esfera puntual del estudio. Es importante que el docente pueda darles devoluciones sobre su propio proceso y sobre aquellos aspectos que han sido positivos durante el transcurso del año. También aquellos que hay que potenciar, que mejorar, y cómo avanzamos en este año en curso”, expresa María Laura Alegre, profesora en Letras y docente de la carrera de Trabajo Social.
Alegre destaca también la importancia de que un estudiante pueda recibir una retroalimentación de sus trabajos y así poder manejar de mejor manera el estrés y la ansiedad. “Sucede que en las universidades, en el ámbito académico, tenemos muy poco desarrollo de herramientas psicoafectivas y emocionales. Hay oficinas y departamentos destinadas a estos objetivos. Pero hay una necesidad, una demanda del estudiante y la exigibilidad de estos espacios, que necesariamente deben ser utilizados. Eso es fundamental porque son de contención para el estudiante”.
“El problema que tenemos en ciertos momentos es que al estar tan sumergidos en el contenido que estudiamos nos cuesta salir de esa rueda de hamster. El estar fuera del espacio en donde estudiamos, enfocarnos en otra actividad que requiera nuestra concentración y canalizar el estrés mediante el desgaste físico es la mejor manera de sobrellevar el estudio que nos exige muchas veces estar sentados y permanecer en un mismo lugar”, dice Lucila Pastrana, estudiante de Programación.
La salud mental
La salud mental es fundamental para poder realizar cualquier tipo de actividad, que incluye desde aspectos más subjetivos a problemas mucho mayores que dificultan la capacidad de concentración y preparación para estudiar. Aquellas personas que atraviesan situaciones conflictivas, sufrimientos, pérdidas o que estén muy desorganizadas, tienden a presentar más inconvenientes para estudiar. González explica que es importante poder identificar el problema para, de esta forma, poder saber cómo afrontar esas situaciones. Por lo que es necesario pedir ayuda o, en todo caso, poder organizar el tiempo en base a las dificultades y las posibilidades internas que tenga la persona.
Sostiene que uno de los principales problemas que tiene la universidad es la masividad de alumnos que presenta, lo que dificulta que un profesor pueda identificar a los que necesitan ayuda. Sin embargo, la mayoría de las facultades cuentan con espacios de acompañamiento, como tutorías o clases de consulta, para que puedan expresar esas dificultades y así generar una serie de estrategias para acompañar ese proceso.
Lo mejor para poder mantenerse enfocados durante las jornadas de estudio es mantener siempre la motivación, sin dejar de lado los objetivos y metas. Martín Humberto Rivas, secretario de Gestión Institucional y docente de la Facultad de Derecho, sugiere que la mejor motivación es comprender que una carrera universitaria transforma la vida. “El esfuerzo de hoy definirá no sólo el futuro profesional, sino también la capacidad de incidir en la sociedad y hacer respetar los derechos de otros. Vincular la teoría con la práctica y generar espacios de debate fomenta el interés y fortalece el compromiso con la formación. Más que volver a estudiar, el verdadero desafío es sostener el ritmo y la disciplina a lo largo del cuatrimestre”.
Estrategias
Además de rutinas de estudio, se debería hablar de hábitos para el aprendizaje. Se trata de instancias en las que uno puede identificar aquellas herramientas que lo potencian a través de lo que el estudiante conoce y sabe desde su propia experiencia. Por lo que una de las mejores estrategias para facilitar el estudio es relacionar todos los conceptos adquiridos con experiencias propias, con algo que ya conocen, para permitir una mejor concentración en el presente del estudio y del aprendizaje que están gestando.
Algo que también suele ser muy conveniente son los grupos de estudio, el compartir con el otro todo aquello que se logró entender y lo que no de los contenidos de lectura. Además de también poder compartir lo que a uno le pasa internamente y cómo se perciben en ese momento de aprendizaje.
“Creo que lo más importante es establecer horarios y estudiar con alguien, eso ayuda mucho. Yo utilizo el método pomodoro para mantenerme enfocada y no distraerme, así estas 50 minutos bien enfocado y 10 en los que puedes descansar, sirve para no quemarse el cerebro y querer dejar de estudiar al toque. También sirve mucho el no tener el celular a mano para eliminar distracciones, además de tener el lugar de trabajo ordenado. Establecer objetivos también sirve mucho para motivarse”, aconseja Giuliana Verratti Sepúlveda, estudiante de Psicología.
“Yo anoto en una pizarra en mi habitación las fechas de las mesas de exámenes para organizar el tiempo que me queda para estudiar. Además suelo estudiar una unidad de la materia a la vez y establezco objetivos semanales. Por ejemplo, está semana debo resumir esta unidad; la próxima, esta otra; y así. Y siempre estudio con música de fondo, me ayuda a mantenerme motivado”, comenta Lautaro Sánchez, estudiante de Ciencias de la Educación.