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Carlos Duguech
Analista internacional
Guerra Rusia-Ucrania: no sólo dos países involucrados. Más de 35. Desde antes del 24 de febrero de 2022 ya se percibían los “tam, tam” de los tambores de guerra de la poderosa Rusia contra Ucrania, un estado soberano desde su independencia proclamada en 1991. Vale recordar que era uno de los países integrantes de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), esa conformación sólida y poderosa -en su tiempo- protagonista de la “guerra fría”, ese remanente de la IIGM que durante años mostraba al resto del mundo que debía convivir entre dos superpotencias mundiales y atado al desenvolvimiento de sus relaciones. Ora normales y ora al borde -casi lindero- con el colapso del sistema. Riesgosa convivencia de cada una de las partes que mucho se cuidaron de no sobrepasar la línea roja sin retorno aunque arriesgaron más allá de lo prudente. Y, a su turno.
No es de despreciar en el análisis que -desde donde quiera se haga- de esta “guerra de los tres años” (por ahora) que Putin jamás utilizó la palabra guerra en su embestida armada contra el territorio ucraniano. Y no permitió -vaya modo de censurar- que se la utilizara en los medios de prensa rusos. Lo suyo, su invasión bélica sangrienta y destructiva en territorio ucraniano es para Putin sólo “Una operación militar especial”. No más que eso. Un eufemismo grotesco revelador del encumbramiento de poder que pretende mostrar a Ucrania. Y al mundo todo. Conviene citar al director y editor en jefe del diario moscovita “Novaya Gaceta” que fue censurado y obligado a limitar sus referencias a la “guerra” contra Ucrania. Ya por sus denuncias de corrupción y de violaciones a los derechos humanos fue atacado por el régimen del putinismo.
Un tribunal de Moscú revocó la licencia de las publicaciones impresas, aunque ya previamente, sus editores lo habían decidido por su cuenta, por que no consintieron la censura desde el Kremlin. Dmitri Muratov, compartiendo con María Ressa, periodista de Filipinas, obtuvo el Nobel de la Paz en 1991. Entre los miembros de la redacción repartió la recompensa dineraria y la medalla de oro la sometió a subasta en Nueva York. Su producido, U$S 103,5 millones, lo entregó a Unicef para ayudar a los niños de Ucrania. Obligado es referirlo.
La Rusia de Putin
Cuando el embajador de Alemania Uhlich Sante visitó Tucumán, incluyó a LA GACETA en su itinerario. Roberto Delgado lo entrevistó (5 de marzo de 2022) cuando todavía el mundo no terminaba de reaccionar por la invasión guerrera del actualizado “Zar” de Rusia. Rescato de la entrevista una frase de contundencia indiscutible, cristalizada en términos que resumen una visión europea precisa y de significativa trascendencia: “La Rusia de Putin se ha despedido del mundo civilizado”. ¿Para qué más, con esta definición en los primeros días de la guerra? El tiempo, tres años este mes (el día 24), da cuenta de que Putin no cederá un palmo de nada en su gestión imperial de un “zarismo” expansivo “a sangre y fuego” a los cuatro horizontes.
Segunda Guerra Mundial
Para traer una comparación que permita suponer qué puede sobrevenir si el caldero ruso-ucraniano no apaga sus fuegos vale volver a la IIGM (1939-1945). Estuvieron involucrados en esa contienda global una veintena de países de un lado con los “Aliados” y una decena que conformaban con la Alemania Nazi, Italia y el Imperio del Japón las “potencias del Eje”.
En el escenario bélico que conforman Rusia y Ucrania hay involucrados, de diversa manera y grado casi treinta países que no sólo evidenciaron su repulsa a la invasión rusa sino que aportaron equipos bélicos, equipos sanitarios de asistencia en combate, financiamiento. Lo único que no decidieron es el aporte con tropas para los frentes de combate. Cabe mencionar, sin embargo, que Macrón, el presidente de Francia, sugirió alguna vez, coqueteando por su supuesta influencia en la Unión Europea (UE) con el envío de tropas al frente. Un desatino peligroso -por el involucramiento de su País y de la región de la UE.
Si Ucrania no hubiera tenido la solidaridad y el concurso concreto de más de treinta países que aportaron equipo bélico y municiones, financiamiento y asistencia sanitaria, frente a un agresivo avance de las columnas rusas demostrativas de poder, por tierra y aire, Ucrania colapsaba como estado agredido. Putin habría conseguido, en tal supuesto, su victoria de elefante contra un conejo. No es difícil imaginar que el mandamás ruso jamás imaginó que Ucrania recibiera en tiempo y debida forma apoyo para enfrentar su necesidad de defensa militar. Por eso los tres años de lucha armada sorprenden aún a propios y extraños. En este clima de muertes, destrucción zozobra que afecta a los ucranianos -siete millones de personas se exiliaron en otros países y una cantidad similar se desplazó de las zonas de combate a sitios alejados del territorio ucraniano, abandonando hogares se patentiza notoria tragedia humanitaria. El terremoto es una medalla de escoria para Putin-.
¿IIIGM?
Hay más países involucrados en esta etapa de la guerra ruso-ucraniana que los que participaron de la IIGM. Y el “caldo de cultivo” lleva tres años al fuego. Trágica antesala de porque de la noche a la mañana puede dispararse. ¿Algún analista profesional o vocacional podrá ignorar que -en rigor- la Rusia de Putin está enfrentada a toda la UE, a Canadá y a EEUU y a todos los países que apoyan de variada manera a Ucrania (incluido nuestro país)? Dicho esto aunque Rusia exhibe sus apoyos: Armenia, Bielorrusia, Kasajtán, Kirguistán, Servia y Hungria, Irán, China, Cuba, Venezuela y Corea del Norte.
Las bajas en combate de los rusos está provocada por disparos de tanques, cañones, aviones y drones que disparan municiones ucranianas y de más de treinta países. El caso de los misiles estadounidenses impactando en suelo ruso conmovió a Putin que señaló a los EEUU como “el atacante”.
Aporte desde Berlín
Un diplomático amigo, Bernd Wülffen, que en un tiempo fue agregado de Alemania en nuestro país en el área cultural y consulado, residente en la ciudad que le dio nombre al Muro oprobioso de la IIGM, arrimó un análisis que vale para este tiempo. Está referido a la Conferencia de Seguridad en Munich (14 al 16 de Febrero del 2025). “El discurso del vicepresidente de EEUU, J.D. Vance, del viernes pasado y el acuerdo entre Trump y Putin sobre el inicio de conversaciones bilaterales para poner fin a la guerra de Ucrania marcaron la conferencia de Munich”… “Era de esperar que Trump estuviera buscando un acuerdo con Putin por encima de sus aliados europeos y de Ucrania. El discurso del vicepresidente de EEUU corroboró los peores presagios. Y era más: Una dura crítica a los europeos que, según Vance, no respetarían los derechos fundamentales de sus ciudadanos, incluyendo la libertad de prensa y de opinión. Conferencistas alemanes rechazaron la crítica de Vance acusándolo de interferir en asuntos de política europea. El canciller Scholz de Alemania y el líder de la oposición en el Bundestag, Friedrich Merz, avisaron a la administración de Washington que nunca aceptarían un “dictado” de paz sobre Ucrania y reclamaron la participación de Ucrania y de Europa en posibles “negociaciones de paz”.
Natural participación, agregamos. Se desprende de este lucido análisis, la muy contundente respuesta “europea” al “cíclope americano” que viene perfilándose desde el 20 de enero como ejerciendo un poder de emperador. Desde esta columna advertimos sobre la torpeza que la gestión “pacificadora” de Trump le puede llevar a generar focos nuevos de controversias que, fatalmente, podrían desembocar en hechos de guerra. Los errores de los “sabelotodos” que, por añadidura intentan hacerlo todo.