Recuerdos fotográficos: “Como si fuera de verdad”
En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.

El tren tiene una definición formal que hace que se lo encasille en el grupo de los medios de transporte. Pero el tren es una caja de emociones. Lleva siempre la angustia de las despedidas y el corazón ancho de las bienvenidas. Su monótono traqueteo es una invitación al recuerdo, a buscar momentos escondidos en la memoria. Las distancias y el tiempo juegan entre ellos proponiendo cosas nuevas a los pasajeros que se subieron al convoy.
Todo eso cabe en un tren.
Todo eso cabía en el trencito del parque pero en miniatura, en tiempos cortos y distancias cortas, pero suficientes para conocer el parque 9 de Julio cuando terminaba el recorrido. Los chicos subían al tren después de hacer cola y la máquina empezaba a tirar todas las fantasías. Cruzar las calles y saludar -o burlarse- de los autos detenidos para dejar pasar el convoy era parte del entretenimiento. Estaban también los intrépidos que estiraban las manos o saltaban para tocar una rama o cortar hojas de algún árbol que miraba desde las alturas. El trencito del parque, tal como se ve en la foto tomada en 1936, y como le llamaron durante muchas generaciones era capaz de llevar todas las emociones del tren “de verdad”.