Para qué sirven las deudas

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Y cuando se confirme el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ¿qué pasará con la deuda? Pues nada raro, quedará esencialmente igual. No porque sea una operación neutra, al contrario, tendría efectos positivos, pero no afectaría el monto adeudado actualmente.

Al Fondo todavía se le deben 41.052 millones de dólares y si se apunta a renovar pasivos el organismo habilitaría un programa por ese monto. La deuda no aumentaría en tal cifra porque no se entregaría de una sola vez sino que idealmente el dinero aparecería en cuotas coincidiendo con los vencimientos de la deuda actual. Supóngase que venzan 634 millones de dólares. Justo para la fecha del vencimiento llegarían 634 millones del nuevo programa que se usarán para abonar la cuota que vence. La deuda disminuirá y aumentará en el mismo valor al mismo tiempo. Cambio neto: cero.

Una ventaja del acuerdo fue señalada muchas veces pero vale la pena recordarla: ahorro en reservas del Banco Central. Hasta ahora el gobierno usó el superávit para comprar dólares y pagar deuda y en parte por eso el BCRA no acumuló tantas divisas como hubiera podido. Ahora no necesitará usar dólares porque habrá rollover. Si eso contribuyera a aumentar la confianza en la capacidad de pago del gobierno podría ser posible hacer lo mismo con la deuda privada y entonces la situación del Central sería más holgada.

Pero además habría unos 20.000 millones de dólares adicionales. De libre disponibilidad dice el gobierno. Dudoso. Pero tampoco sería deuda nueva porque se usarían (dice el DNU 179/25) para cancerar pasivos que el propio Ejecutivo tiene con el BCRA. Si lo hace por menos que el valor nominal, como planea el gobierno, la deuda al final disminuirá.

Ahora, dos dudas y dos zonceras. Si todo parece positivo, ¿por qué la inestabildi8ad con el dólar? Porque el FMI no suele aceptar esquemas cambiarios que conduzcan al atraso de cotizaciones. En los 90 aceptó la convertibilidad a regañadientes, no era parte de sus programas. Un motivo es el riesgo de que se use el crédito para sostener el tipo de cambio oficial pero no se hagan al mismo tiempo reformas económicas de fondo que erradiquen los motivos de corridas cambiarias. Sin ellas el préstamo sólo fomentaría la especulación. Por lo tanto, como no se sabe si el Fondo admitirá o no el crawling peg, por las dudas se compran dólares ahora.

Segunda duda: ¿tanta deuda sólo para pagar deuda? Sí. Para la Constitución Nacional el crédito es sólo para emergencias o tareas de largo plazo. Pero al vivirse de emergencia en emergencia y no trabajar pensando en el largo plazo la deuda queda para tapar agujeros, nuevos o del pasado. Y la que no, se desperdicia en usos inadecuados. Todo eso confunde a los comentaristas. Por ejemplo, se preguntan qué hizo un gobierno con la deuda que tomó y como no ven nada concreto sospechan corrupción. Pero mucho de la aplicación bien pudo ser sólo repago de deuda vieja, con el robo real en sobreprecios de obra pública o desvíos de fondos públicos para política partidaria o pagos de pensiones a personas sanas.

Y como se está con lo del FMI se habla de Mauricio Macri y de Luis Caputo. Se olvida que Macri asumió con una deuda bruta de 240.000 millones de dólares de los que debía pagar 121.500 millones. En su mandato tomó 159.017 millones de dólares. Es decir, el 76 por ciento de la deuda nueva sirvió para para pagar deuda heredada. El resto cubrió deuda de corto plazo del mismo gobierno, reservas del Central y déficit fiscal. Porque pese al mito, no hubo un gran ajuste con Cambiemos.

Las dos zonceras: una, de Axel Kicillof al pedir que parte del dinero del Fondo llegue a Bahía Blanca. Pura demagogia, si es que no mala fe. Primero por los plazos. Kicillof sabe (debería saber) que no habrá dinero hasta que las autoridades del FMI aprueben el programa y faltan algunas semanas. ¿Jugó con la emergencia para acusar de mala voluntad al gobierno nacional cuando son los tiempos de una burocracia internacional? También sabe que el FMI no presta dinero para esos destinos sino para crisis de balanza de pagos y menesteres relacionados. Pretender que el préstamo se aplique a otros usos agravaría el problema de la deuda y de las reservas y dejaría al país más aislado del mercado financiero, porque difícilmente las autoridades del Fondo lo aprobarían.

La segunda zoncera es objetar que se cambiaría un acreedor nacional por otro internacional. Es que en general los manirrotos prefieren el acreedor doméstico porque está indefenso comparado con el externo. O sea, la crítica es un llamado a la estafa como política válida. La experiencia es muy clara en cuanto a que los tribunales extranjeros defienden los contratos y protegen al sector privado frente a los gobiernos. Claro, el BCRA no haría juicio si no le pagaran y aceptaría sin chistar un nuevo papel intransferible a cambio del viejo. Pero entonces seguiría con menor capacidad de acción que la posible.

Aunque está el problema de la moneda, se advierte también. Argentina no produce dólares sino pesos. Si bien la deuda apuntada es en dólares, la observación se hace en general. ¿Y qué significa producir pesos? ¿Emitir dinero? Entonces se pagará deuda con inflación, que no sólo licuará el pago sino que afectará a quienes no son los deudores, el resto de la población, cuya pérdida de poder adquisitivo será el costo real.

Para tener menos problemas y no aprovecharse de los compatriotas lo mejor es pagar en forma neta, lo que requiere superávit fiscal. Y si se quieren dar papeles nuevos a cambio de los viejos hay que generar confianza y eso en general implica equilibrio fiscal, un Estado eficiente y una economía en crecimiento, no importa la moneda del crédito. Condiciones que además evitan tomar nueva deuda, salvo que se la necesite sólo para los fines constitucionales.

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