
El Ejército de Israel confirmó este viernes la muerte de Muhammad Hassan Awad, comandante de las Brigadas Muhayidin -brazo armado del Movimiento Palestino Muhayidin, vinculado a Hamas-, acusado de haber asesinado a la argentina Shiri Bibas y a sus dos hijos, Ariel y Kfir, durante su cautiverio en la Franja de Gaza.
Los niños, de nueve meses y cuatro años, fueron secuestrados junto a su madre el 7 de octubre de 2023 durante el brutal ataque de Hamas al kibutz Nir Oz, en el sur de Israel. Desde entonces, su caso se convirtió en uno de los más conmocionantes y simbólicos del conflicto en curso.
Además de su rol directo en este secuestro, Awad ocupaba el cargo de jefe de Inteligencia del grupo y estaba implicado en otros crímenes, entre ellos, la muerte de los ciudadanos israelí-estadounidenses Gadi Haggai y Judith Weinstein, así como el secuestro de trabajadores tailandeses durante el mismo ataque.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que Awad continuaba, hasta el momento de su muerte, con actividades destinadas a reclutar combatientes tanto en Cisjordania como en territorio israelí para ejecutar nuevos atentados. “Se dedicaba activamente a fomentar el terrorismo contra civiles israelíes”, señalaron en un comunicado difundido en redes sociales.
La tragedia de la familia Bibas
La desaparición de Shiri y sus hijos generó una ola de consternación en Israel y a nivel internacional. La incertidumbre sobre su paradero y las versiones contradictorias sobre su muerte generaron fuertes críticas contra Hamas y expusieron la crudeza del conflicto.
El 20 de febrero, Hamas entregó un cuerpo que no coincidía con el de Shiri Bibas. Al día siguiente, se entregaron nuevos restos que, según confirmó el Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos, pertenecían efectivamente a ella. La organización terrorista aseguró que la madre y sus hijos murieron en noviembre de 2023 durante un bombardeo israelí, y responsabilizó directamente al primer ministro Benjamín Netanyahu por la tragedia.
La entrega de los cuerpos se produjo en un acto que el gobierno israelí calificó como “repulsivo y horrendo”, denunciando que Hamas montó un “espectáculo monstruoso” al organizar una ceremonia para devolver los restos de cuatro rehenes, entre ellos los de la familia Bibas.
El caso de los Bibas se convirtió en símbolo del dolor que atraviesan cientos de familias afectadas por la guerra y puso en evidencia la crueldad del accionar de Hamas durante el conflicto iniciado en octubre pasado.