HORAS DECISIVAS. San Martín confirmó el llamado a Asamblea Ordinaria para el viernes 31 a las 19.
En Bolívar y Pellegrini se preparan para un cambio de etapa. El viernes 31, en el complejo “Natalio Mirkin”, se realizará la Asamblea Ordinaria que servirá como punto de partida de un proceso institucional prácticamente inevitable: la renuncia de la actual comisión directiva y el posterior llamado a elecciones, que podrían concretarse a mediados de noviembre. Pero más allá del calendario formal de San Martín, el verdadero interrogante está en otro lado: ¿qué club encontrará la nueva dirigencia cuando asuma?
La respuesta no es sencilla. Aunque desde la conducción de Rubén Moisello aseguran que dejarán una institución saneada en lo económico, el contexto exige mucho más que equilibrio contable. El dirigente que tome la posta deberá contar con un respaldo político amplio y una base económica sólida para sostener la estructura general del club en un período sin ingresos futbolísticos, y al mismo tiempo planificar un proyecto deportivo competitivo para 2026. La transición no será un simple traspaso administrativo: será una reconstrucción integral.
Uno de los primeros desafíos estará en el frente deportivo. El plantel profesional volverá a los entrenamientos el 6 de noviembre, bajo las órdenes de Mariano Campodónico, aunque su continuidad dependerá de lo que decida la próxima comisión. En simultáneo, habrá que definir qué jugadores seguirán, quiénes rescindirán contrato y cómo se resolverán los casos de aquellos que llegaron con opción de compra. Todo eso en un escenario de incertidumbre, con un vestuario golpeado por la eliminación contra Deportivo Morón y con hinchas que todavía no logran digerir otra frustración.
El factor económico marcará el pulso de la nueva gestión. Hoy el presupuesto mensual ronda los $500 millones, de los cuales unos $300 millones corresponden exclusivamente al fútbol profesional. En contraparte, los ingresos fijos -entre patrocinadores y televisión- apenas alcanzan los $300 millones. Esa diferencia revela un déficit operativo que exigirá decisiones rápidas y audaces. Si bien la Caja Popular de Ahorros continuará como sponsor principal, la nueva conducción deberá salir a buscar nuevos socios estratégicos y reactivar el vínculo comercial con el sector privado. Sin esos acuerdos, mantener la estructura actual será prácticamente imposible.
La caída en la recaudación también deja secuelas. Durante toda la temporada, La Ciudadela tuvo menor asistencia y la cantidad de socios activos se habría reducido considerablemente. Muchos no renovaron su lugar, y los ingresos por entradas fueron bajos incluso en los partidos importantes del torneo. Con tres meses por delante antes del regreso del fútbol en febrero, el club deberá atravesar un período sin ingresos genuinos, lo que convertirá la administración diaria en un ejercicio de equilibrio constante. No habrá margen para la improvisación.
Del liderazgo a la gestión
El nuevo presidente que surja de las urnas asumirá una tarea monumental: reconstruir un club que necesita mucho más que estabilidad económica. Deberá definir un plan deportivo a largo plazo, recuperar la confianza de los socios, fortalecer el sentido de pertenencia y ordenar las bases.
Por eso, quien asuma no podrá limitarse a gestionar el presente. Tendrá que diseñar una hoja de ruta que combine realismo financiero con ambición deportiva. Reestructurar el fútbol profesional, garantizar la sustentabilidad de los empleados, revitalizar las disciplinas amateurs y devolverle protagonismo al club en el plano social serán tareas tan urgentes como necesarias.
San Martín enfrenta un punto de inflexión. Después de años de intentos fallidos y proyectos interrumpidos, el nuevo ciclo deberá demostrar que es posible construir un modelo estable, previsible y competitivo.
El desafío no es menor: devolverle al “Santo” la esperanza, el orden y la convicción de que puede volver a ser grande desde la gestión, antes que desde los resultados. Porque el que asuma no solo heredará una institución; también cargará con la responsabilidad de reconstruir el sueño del hincha.






















