Cartas de lectores: nueva derecha argentina

Hace 19 Hs


La Nueva derecha Argentina se inspira en la Escuela Austríaca de Economía, una corriente de pensamiento cuyo fundador fue Carl Menger a finales del siglo XIX. Los “austríacos” creen que la libertad individual es la base del progreso económico. El partido gobernante parece haber encontrado estrategias que suman más adeptos a su causa conservadora para ganar elecciones haciendo suyas algunas de las praxis de la izquierda. Se autoproponen como adalides de cambios radicales hasta convertirlos en un emblema de su identidad. Actitud contraria a la asumida por la izquierda que cesó en sus discursos de campaña de proponer revolucionarios cambios estructurales. La nueva derecha aprovechando los sucesivos fracasos de las gestiones anteriores propuso profundos y extensos cambios en legislaciones de todo tipo y severos ajustes presupuestarios. Se autodenominan libertarios, cuando ese movimiento en sus orígenes quiso fundar una sociedad libre y sin Estado, sin clases sociales y sin propiedad privada de los medios de producción. Osvaldo Bayer (1927- 2018) fue un precursor de dicho movimiento con un marcado compromiso en la defensa de los derechos humanos y de los pueblos originarios. Se dicen anarcocapitalistas cuando Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), periodista y socialista francés fue considerado el padre del anarquismo que es un movimiento político basado en la creencia de que si se abolieran todas las formas de gobierno, la gente viviría en armonía natural. Convocan a hacer una Revolución o batalla cultural, expresión que se denominó principalmente a un movimiento sociopolítico de la China comunista (1966-1976) liderado por Mao Zedong, cuyo objetivo era purgar elementos capitalistas y tradicionales y reestructurar la sociedad china según los ideales comunistas. Sin embargo, también se puede entender de manera más general como un conjunto de cambios profundos en la vida espiritual, las normas y la cultura de una sociedad, ya sea de forma política (como en China) o a través de movimientos artísticos y de pensamiento (como el Renacimiento o la Ilustración). Ambos sistemas capitalista y comunista concuerdan en adjudicarse una misión utópica coincidente con un final de la historia. La utopía es una idea presente en la literatura y la filosofía que describe una sociedad imaginaria, idílica, perfecta y justa, en la que las personas viven en armonía. Se diferencian en la forma en que cada uno pretende perpetuarse con la abolición del estado, el capitalismo sustituyéndolo por el mercado y el comunismo por un gobierno del proletariado. No se puede ignorar que entre el capitalismo y el comunismo, los extremos del espectro ideológico y de sistemas económicos, existe una variedad intermedia de corrientes políticas que como el conservadurismo, el liberalismo, el desarrollismo, la social democracia y la social cristiana sostienen una mayor o menor presencia del Estado. Es un craso error conceptual querer reducir o simplificar esta pluralidad política con términos descalificadores del adversario circunstancial llamándolos a todos por igual como “fachos” o “zurdos”. Tampoco debemos obviar que ante una casi generalizada aceptación de las libertades de expresión y de comercio nos enfrentamos a un rezagado proceso para el reconocimiento de la igualdad y la fraternidad que son los otros dos principios proclamados por la Revolución Francesa. No hay libertad posible con las necesidades básicas insatisfechas.

Osvaldo R. Llapur  

llapurosvaldo@gmail.com

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