El 54% de los tucumanos se halla en estratos bajos

A mediados de los 90, la formación educativa era una variable central para ubicar a una persona en la pirámide social. Tras la crisis de 2001-2002, pasó a ser determinante el ingreso. Desde 2006, una de las claves principales es la ocupación. Un grupo consultor tucumano hizo una radiografía sobre la situación de las clases sociales en la provincia

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07 Abril 2013
Más de la mitad de los tucumanos se encuentran en los estratos más bajos, mientras que apenas el 5% se encuentra en los segmentos más altos. Pero,

¿De qué hablamos cuando hablamos de Niveles Socioeconómicos?

Esa pregunta es el título del trabajo del grupo consultor Sociología y Mercado. Del estudio de Roxana Laks y de Julio César Chit surge la respuesta a ese interrogante, a la vez que la estratificación de sociedad tucumana.

"En forma permanente leemos, escuchamos y hablamos acerca de sectores altos, sectores populares, clase media, nivel bajo, segmento ABC1 y toda una serie de conceptos que buscan definir segmentos de la sociedad de acuerdo sus características socioeconómicas. El Índice de Nivel Socioeconómico se propone expresar -de manera indirecta- la capacidad de gasto de un hogar", precisan los investigadores tucumanos.

Para qué sirve
Esa discriminación tiene diferentes utilidades. "Lo interesante de la segmentación es que permite hacer una predicción del consumo y, en alguna medida, también una predicción electoral. Aunque esto último es mucho más complicado porque la clase media, mayormente el nivel C2, puede ser muy cambiante entre una elección y otra", precisa Laks, en diálogo con LA GACETA.

Las investigaciones en materia de Niveles Socioeconómicos también son muy usadas en materia de consumo cultural. "Pierre Bourdieu hablaba de que existía un sentido cultural del gusto -recuerda la profesional-. Entonces, con la segmentación se entienden fenómenos que, de manera conjunta, son difíciles de comprender. Por ejemplo, el auge masivo del carnaval, aunque unos lo disfruten en Aguilares o en Famaillá y otros, que probablemente afirmen que nunca lo harían en esas ciudades de su provincia, si participen de los festejos en la Quebrada de Humahuaca o en Gualeguaychú".

Es que al segmentar la sociedad con estos índices, se delimitan sectores de acuerdo con su condición de vida, su capacidad de consumo, su participación política y social, sus intereses culturales, sus ideologías y toda una serie de variables motivacionales.

Pero todos estos aspectos dinámicos (y consecuentemente cambiantes) de la sociedad son los que, así como enriquecen, también tornan complejas las mediciones. Especialmente, en la Argentina espasmódica de las últimas décadas.

Según pasan las crisis
La educación, la ocupación del principal sostén y la posesión de determinados bienes fueron determinantes a la hora de ponderar variables para obtener el Índice Socioeconómico entre 1991 y 1996, precisa el estudio de Sociología y Mercado.

Por entonces, para que una familia perteneciera al segmento ABC1, por ejemplo, era indispensable que el matrimonio estuviera compuesto por profesionales, que uno de los cónyuges tuviera un postgrado, y que uno de los vehículos del hogar no tuviera una antigüedad superior a los tres años.

Pero en la segunda mitad de los 90, la formación educativa comienza a perder valor. Y la recesión que se instaura en 1998, más el quiebre político, institucional, económico y social de 2001-2002, terminan por desactualizar por completo ese índice. "Quienes en 1996 podían incluirse en una clase media dado sus créditos educativos, en las mediciones de 2002 entraban en el segmento de la pobreza dado que los ingresos no eran los suficientes como para ser incluidos el sector medio", consigna el trabajo de Laks y de Chit. También la tenencia de bienes fue perdiendo valor, dada la evolución permanente de la tecnología, la obsolescencia que generaban aceleradamente esos avances, y el hecho de que muchos argentinos no podían cambiar el modelo del auto o de los electrodomésticos.

Por entonces, se laboró un Índice de Nivel Socioeconómico que establecía de manera indirecta el gasto de cada hogar. Esta nueva versión estuvo basada en los resultados de la Encuestra Permanente de Hogares. El ingreso, entonces, pasó a ser una variable clave, en tiempos de nuevos pobres. Y también de nuevos ricos.

La versión 2002 debió ser revisada en breve tiempo. Y ya en 2006 se necesitó otorgar mayor peso a la variable "ocupación". "Este es el criterio que actualmente se utiliza y está definido por una comisión de enlace institucional integrada por la Asociación Argentina de Marketing (AAM), la Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión (Saimo) y por la Cámara de Empresas de Investigación Social y de Mercado (CEIM)", precisa el trabajo de Sociología y Mercado.

Laks advierte, sin embargo, que en la actualidad, el factor "educación" está adquierendo nuevamente un impulso sustancial.

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