El Papa Francisco canonizó a dos monjas latinoamericanas

También un italiano y más de 800 mártires se elevaron a los altares.

IMAGENES. Los retratos de Primaldo, Montoya y García Zavala presiden la misa de canonización, frente a la Plaza San Pedro. REUTERS IMAGENES. Los retratos de Primaldo, Montoya y García Zavala presiden la misa de canonización, frente a la Plaza San Pedro. REUTERS
12 Mayo 2013
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco presidió hoy su primera ceremonia de canonización en el Vaticano, en la que nombró santas a dos religiosas latinoamericanas y a cientos de mártires italianos.

Frente a una plaza de San Pedro repleta de fieles, Francisco elevó a los altares a la mexicana María Guadalupe García Zavala (1878-1963), cofundadora de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, y a la colombiana Laura di Santa Caterina da Siena Montoya y Upegui (1874-1949), fundadora de la Congregación de las religiosas misioneras de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena.

También fueron canonizados el italiano Antonio Primaldo y los más de 800 mártires de Otranto, muertos en 1480 en la ciudad de la región de Apulia durante el asedio de los otomanos, que los decapitaron por negarse a convertirse al islam.

Benedicto XVI, el antecesor de Francisco, había anunciado las canonizaciones el 11 de febrero en el consistorio, antes de renunciar ese mismo día a su cargo.

De la fachada de la catedral de San Pedro pendían, como es tradición, grandes imágenes de los nuevos santos. "Mientras veneramos a los mártires de Otranto pidamos a Dios que sostenga a tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia, y les dé el valor para ser fieles y para responder al mal con el bien", dijo Francisco en su homilía.

Sobre Montoya, el Pontífice destacó que "enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos".

Además, dijo que enseña "a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, acogiendo a todos sin prejuicios ni reticencias" y sobre todo compartiendo lo más valioso, "Cristo y su Evangelio". (Télam)

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