UNIDOS POR EL ÓVALO. Fuera de la cancha, las chanzas son moneda corriente. UNIDOS POR EL ÓVALO. Fuera de la cancha, las chanzas son moneda corriente.
El rugby de la región finalmente pone primera en este año que ya lleva cinco meses. Dos meses más tarde de lo habitual a causa de las modificaciones del calendario nacional, y con un formato que fue discutido hasta hace muy poco. Con dos campeones defensores y un “benjamín”, que en este caso no es Tucumán Lawn Tennis sino Aguara Guazú, el club que se hizo cargo de la plaza que rechazaron Corsarios, Santiago Rugby y Bajo Hondo. El “zorro del sur” está dispuesto a enfrentar los riesgos del nivel más alto del noroeste, pese a su juventud.

Una vez más, el formato vuelve a sufrir cambios. No demasiado significativos, pero que siguen alimentando esa sensación de inestabilidad, de transición indefinida. Tarde o temprano (cuanto más temprano, mejor) los dirigentes del rugby tucumano tendrán que ponerse de acuerdo, elegir un formato y sostenerlo durante al menos tres años. Que a menos de dos meses de empezar el torneo todavía se haya estado discutiendo la forma de disputa del certamen y el número de participantes es una situación insólita, que sugiere de todo menos seriedad.

El Regional fue siempre una competencia dura, no apta para planteles cortos. El rugby tucumano es de los más exigentes, y por algo el seleccionado “naranja” es el campeón argentino.

La primera fase despejará la mitad de las dudas, habilitando solo a ocho de los 16 a pelear por el título en esa fiesta que es son las rondas finales. Ojalá resulte un torneo vibrante como los últimos, y que, sea quien sea el ganador, se trate de un digno campeón.

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