19 Junio 2014

Alexandra Ulmer - Agencia Reuters

BUENOS AIRES.- Una decisión de la Argentina para negociar con los acreedores no reestructurados, para terminar con la larga disputa por su deuda y posiblemente evitar otro cese de pagos, sería bien recibida en un país que está cayendo en recesión, aún cuando muchos argentinos detestan a los fondos de inversión involucrados. Los fondos de inversión, a los que Argentina llama “buitres”, rechazaron dos canjes de deuda propuestos por el Gobierno.

Si bien la gestión de la presidenta Cristina Fernández tiene un amplio apoyo para endurecer su postura contra los “buitres”, ese soporte parece estar menguando junto con su tasa de aprobación y el crecimiento económico del país.

La falta de encuestas sobre este tema dificulta la tarea de medir la opinión pública, pero analistas y argentinos en general dicen que están empezando a favorecer la idea de llegar a un acuerdo y terminar con el asunto.

El juez Thomas Griesa le ordenó a Argentina pagarle a los fondos la totalidad de lo adeudado, unos U$S 1.330 millones. Fernández ha resistido la orden, diciendo que dispararía nuevas demandas de otros bonistas que podrían llevar al país a la quiebra, pero cortes superiores en Estados Unidos han respaldado a Griesa.

Con un alto nivel de inflación que daña la capacidad salarial de los argentinos y con una menor oferta laboral en el país, muchos ahora consideran que es mejor un acuerdo que un cese de pagos.

“La Argentina ha vivido ya la situación de la pelea. La posición de la sociedad argentina hoy en general frente a todos los temas no es de pelea”, dijo el analista Ricardo Rouvier. Pocos argentinos están al tanto de los detalles técnicos de la compleja batalla por la deuda, que hasta ahora no ha afectado su vida cotidiana. Y la mayoría en un país enloquecido por el fútbol está más interesada en la Copa del Mundo en Brasil, donde el delantero estrella Lionel Messi carga con los sueños de la gente de ganar el título por tercera vez en la historia.

Según expertos, un cese de pagos de la deuda no sería tan desastroso como lo fue en 2001-02. En ese momento, la economía ya había caído un 10% en tres años, los precios de las materias primas eran mucho más bajos y el país tenía un déficit comercial.

Si bien un sector considera que los holdouts tienen razón, no significa que los argentinos apoyen la posición de los fondos de inversión. Muchos tienen un gran resentimiento hacia ellos y los ven como especuladores que sin problemas dañarían el desarrollo de Argentina si eso les significara ganancias.

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