La “Banda de Mario” contaba con un sistema de vigilancia

La Justicia procesó a 10 personas por integrar este grupo.

LA PRUEBA. En un monitor, uno de los detenidos observaba todos los movimientos dentro y fuera de la casa.  LA PRUEBA. En un monitor, uno de los detenidos observaba todos los movimientos dentro y fuera de la casa.

La “Banda del Gordo Mario” tenía todo bien aceitado. El grupo, que fue desbaratado el mes pasado en Orán, habría perfeccionado el sistema de traslado de la droga; contaban con los contactos para comercializarla y tenían un centro de acopio que contaba con seis cámaras que le permitían vigilar cada movimiento que había en el exterior y en el interior de una de las viviendas donde escondían la sustancia. El juez federal Daniel Bejas dispuso el procesamiento de 10 personas y trabar embargos a todos ellos.

Los pesquisas explicaron que el sistema de vigilancia estaba instalado en una casa de Famaillá. Los acusados, con los aparatos, podían observar los movimientos que se producían en el exterior y en el interior. La calidad de imágenes, según coincidieron en señalar, eran superiores a las que tiene la provincia instalada en la vía pública. Los investigadores piensan que las instalaron para estar alertas ante un allanamiento o para evitar que les robaran la droga y el dinero que obtenían en las transacciones.

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Una banda de narcomenudeo tendría cuatro empleados públicos dentro de la organización

Esa es una de las “perlas” que se pueden encontrar en la causa que se abrió en agosto de 2017 por una denuncia anónima. Personal de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal, dirigido por el fiscal Pablo Camuña, logró establecer quiénes eran los proveedores mayoristas e identificar a los minoristas que comercializaban la sustancia en quioscos de la capital, Famaillá, Acheral y Bella Vista.

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Según la investigación, la banda, que habría sido liderada por Mario Pasarín, compraba cocaína en Bolivia a un proveedor que la ingresaba al país a través de distintos medios de transporte y pasos fronterizos ilegales. El cabecilla o algún otro miembro de la organización adquirían en dólares la droga en distintas localidades de Salta. Esta operación se realizaba una vez cada siete o 10 días, de acuerdo lo que aparece en el expediente judicial. Por este caso, además de Pasarín, fueron procesados con prisión preventiva Ariel Gustavo Flores, Jonathan Emanuel Campero, Jorge Federico Mansilla, José Ezequiel Guimarey, Sergio Miguel y César Matías Ale, Luis Tapia Balcazar, Franco Augusto Barrientos y Manuel Ricardo Morale. El juez Bejas ordenó el embargo de $ 200.000 al supuesto líder del grupo y de $ 100.000 a cada uno de los otros procesados.

Pantalla

De acuerdo con la imputación que realizó la Justicia Federal, la organización utilizaba como pantalla otra actividad ilícita: el contrabando de mercadería. Justamente, Pasarín y otras personas fueron detenidas en el playón de estacionamiento de Orán, donde normalmente se ubican los conocidos bagayeros. En una bolsa negra, en medio de varios acolchados, tenían ocultos unos 19 panes de cocaína que reunían más de 20 kilogramos.

Sorpresa en la escuela donde trabajaban como conserjes dos de los presuntos “dealers”

Además, en el allanamiento realizado en una de las viviendas de Pasarín se encontró una pieza repleta de mercadería que habría ingresado de manera ilegal a la provincia. Ese material también fue secuestrado.

El líder de la organización, según la resolución que firmó el magistrado, había adquirido utilitarios -los mismos que normalmente usan los bagayeros- para engañar al personal que hacía los controles en la ruta. Una vez que la droga llegaba a la provincia, dos integrantes del grupo se dedicaban a comercializarla al por mayor. Mientras que otros miembros, que formarían parte del último eslabón de la estructura, habrían vendido la sustancia en quioscos de narcomenudeo on en la modalidad delivery.

Otro dato curioso que aparece en la causa fue cómo se logró la detención de Pasarín y de sus cómplices. Al parecer, el supuesto cabecilla de la organización no podía conseguir los dólares que necesitaba para pagarle a su proveedor. Lo esperaron pacientemente hasta que confirmaron que había conseguido los billetes norteamericanos. Los pesquisas esperaron que concretara la operación y lo detuvieron en Orán. De manera paralela, los federales realizaron otros 15 allanamientos y terminaron de sumar pruebas y arrestar a los otros sospechosos. Ahora se deberá esperar a que se los pueda trasladar al penal de Villa Urquiza.

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