Los utileros de San Martín resguardan el vestuario y la intimidad de los jugadores

MISIÓN SILENCIOSA. Decenas de dirigentes y auxiliares del “santo” trabajan en la previa de cada partido para que todo funcione a la perfección, dentro y fuera del campo de juego de La Ciudadela.  MISIÓN SILENCIOSA. Decenas de dirigentes y auxiliares del “santo” trabajan en la previa de cada partido para que todo funcione a la perfección, dentro y fuera del campo de juego de La Ciudadela.
18 Marzo 2019

En el mundo del fútbol los utileros forman parte de una raza aparte: son los únicos capaces de compartir con los jugadores la mística del vestuario y se encargan de hacer sentir cómodos al plantel y al cuerpo técnico. En San Martín, Dante Bautista encabeza ese equipo de auxiliares.

Rodrigo Cano, otro de los utileros del plantel, explicó cómo es la preparación del vestuario: “está listo más o menos cinco horas antes del partido: al momento de llegar cada jugador se encuentra con sus botines, su ropa de calentamiento y la ropa de juego”.

Bautista destaca las figuras de Luis Schiavone y de Oscar González, dos ex utileros que le enseñaron el oficio. “Ellos decían que hay que defender al club desde el trabajo que nos tocó. Gracias a Dios, uno trabaja en el club del cual es hincha. Es el lugar que uno quiere y ama”, se sincera.

Tucumán fue sinónimo de lluvia los últimos días. Si bien los utileros son quienes recomiendan qué tipo de botines usar para bajar los ochos escalones al campo de juego, los propios jugadores salieron a probar el estado del terreno.

Y cuando la necesidad de puntos apremia, las cábalas se hacen más fuertes. “Cabuleros somos todos, con el tiempo las vas conociendo: algunos se visten igual, con las mismas zapatillas o usan los mismos botines”.

Sus trabajos continúan. Antes del entretiempo preparan un nuevo juego de pantalón, camisetas y medias por si el futbolista desea cambiarse antes de volver de nuevo al campo. Bautista y Cano se definen como hinchas, pero comprenden su rol: cuando las “papas queman” ellos deben ser un pilar para los jugadores.

Estos privilegiados del detrás de escena del fútbol tienen códigos inviolables. “El vestuario tiene que estar sellado. Cuando vemos que van a charlar, nos vamos afuera y cuidamos que nadie entre ni los moleste, por respeto. El vestuario es sólo de los jugadores”, comentó Cano. Tienen una camaradería entre ellos: siempre se ponen a disposición del visitante.

Los años pasan, jugadores van y vienen, nuevas tecnologías de botines y medias llegan, pero la mística permanece. Hoy los jugadores son más coquetos y cuidan su estética. Bautista, con canas que enseñan sus años de experiencia, se aggiorna día a día para brindarles lo mejor a los jugadores. Los dos utileros de San Martín coincidieron en que el secreto está en respetar al jugador y así defender al club de sus amores.

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