Javier Milei: “Hay que aplicar un plan de estabilización duro, con la motosierra en el gasto público”

El economista señaló que todo el peso del ajuste recae en la actividad privada, pero nada en el sector público

LIBERTARIO. Javier Milei, junto a su hermana Karina, en LA GACETA. LIBERTARIO. Javier Milei, junto a su hermana Karina, en LA GACETA.

Javier Milei desembarcó en Tucumán. El diputado nacional por “La Libertad Avanza” se mostró cercano al líder de Fuerza Republicana, Ricardo Bussi, en su incursión por el norte argentino. El economista llegó hasta LA GACETA, y durante la entrevista que concedió, no dejó de recalcar que los libertarios siempre han tenido un escenario adverso frente a un oficialismo que, a su criterio, nunca encontró el rumbo para encarrilar la economía. Dijo que, pese a que algunos encuestadores observan que su imagen está cayendo rumbo a las elecciones de 2023, él está convencido de que está “peleando en un empate técnico con el Frente de Todos”. Y, aunque no lo mencionó directamente, repartió críticas contra el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, cuando dijo que en Ciudad de Buenos Aires se lo miró “como peor candidato que Drácula, pero todos sabemos que el maligno es el siniestro que está a cargo de esa sección”.

 -¿La propuesta libertaria es la de otra forma de hacer política o son producto de la queja ciudadana contra la casta, como la define a la política tradicional?

-La política convencional va a decir que soy un indignado, que soy la voz de esos indignados. No admite que están haciendo las cosas mal, que tienen un problema de diseño de modelo. Creen que es un error del modelo. Lo que no se dan cuenta es que cuando el error es tan grande es porque el modelo está mal. Lo que venimos a proponer es una forma distinta de hacer política, que básicamente es volver a abrazar las ideas de la libertad, algo que la Argentina ha perdido hace más de 100 años.

-¿Cómo puede subsistir un modelo político sin un plan económico?

-Estamos en presencia de un gobierno de ineptos, de incompetentes; además, son arrogantes porque se hacen llamar un gobierno de científicos. En nuestro caso, tenemos un programa completo de reformas estructurales, escalonado en tres generaciones de reformas y además subyacentes. Hay reforma financiera y monetaria para ir eliminando el Banco Central.

-El Gobierno está tratando de aplicar gradualmente esos instrumentos, pero no admite que se trata de un ajuste, sino de actualizaciones de precios...

-Esas medidas son absolutamente insuficientes. Aún más, todo el ajuste recae en el sector privado y nada en el sector público. Por lo tanto, lo que hace es seguir manteniendo los privilegios de la casta. En el Presupuesto están asumiendo que habrá 60% de inflación y esperan 70% de aumento del gasto. Eso significa que, en términos reales, el gasto aumenta. Y no solo eso, ya que algunas partidas que tienen que ver supuestamente con los programas sociales van a ser direccionadas para tratar de modificar en su favor el resultado de la elección. Es más de la misma basura.

-El ministro de Economía Sergio Massa fue a Diputados a presentar el proyecto de Presupuesto 2023 y prácticamente no hubo grandes quejas. Por ejemplo, en Juntos por el Cambio dijeron que era realista y razonable. ¿Coincide con esa definición?

-Yo no comparto. Para poder hacer algo así tendrías que asegurarte que la demanda de dinero es estable y no lo es. El sistema no puede arrojar estabilidad con una inflación del 60%. Para mí (el presupuesto 2023) es un mamarracho mal diseñado, porque dada las condiciones internacionales, la dinámica de inflación no está en línea con lo que pusieron en términos de crecimiento y tampoco con el tipo de cambio. Estamos hablando de inconsistencias técnicas graves.

-Con la montaña de desequilibrios económicos que observa, ¿por dónde comenzaría a tomar medidas para corregir el rumbo si resulta electo Presidente?

-La primera gran diferencia respecto del resto (de la oferta electoral) es que yo sé qué hacer, cómo hacerlo y, además, tengo el coraje para llevar adelante las medidas. Lo primero que hay que aplicar es un programa de estabilización duro, que arranca con la motosierra en el gasto público. Lo tenés que hacer , pero no con impacto sobre los individuos de bien, sino sobre el gasto público, de donde roba la política, que es la inversión pública, que tiene que ver con las transferencias discrecionales, el pasamanos que termina siendo los subsidios, el descontrol que existe en las empresa bajo el poder del Estado o las propias jubilaciones de privilegio. Tenés un monto de puntos del PBI para ajustar por ese lado.

-Pero eso podría ocasionarle un problema de maniobra política e institucional, porque a los gobernadores, por ejemplo, no les gustaría que le bajen la inversión pública...

-Las transferencias son discrecionales, pero justamente se usan para robar. No estoy de acuerdo con robar. Es un tema moral. El problema es que entiendo que el gran problema de la Argentina es que la solución está en manos del problema. Claramente, si estás gobernado por prebendarios o corruptos, entonces vas a tener problemas. Siempre le meten el ajuste al sector privado. En mi caso no. Justamente el ajuste lo tiene que pagar la política que tiene todos sus robos escondidos detrás de ciertas figuras que parecen loables pero que, en el fondo, no son más que una careta. Los políticos se esconden detrás de los vulnerables o de las grandes causas para robar con eso.

-Los jóvenes te siguen y son los que apuntan a tu discurso. ¿Por qué crees que los chicos demandan eso y no la casta?

-Estamos frente a un cambio de época y los jóvenes son los que despertaron. En general, son rebeldes o reaccionarios u opuestos es el status quo. En una primera aproximación, esos jóvenes intuitivamente van por el liberalismo. En una segunda aproximación, ellos tienen una menor exposición al lavado de cerebros que es la educación pública. El Estado no te da la educación que vos necesitas, sino la que él necesita para que vos seas esclavo de la religión del Estado.

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