Crisis inflacionaria: cómo manejar las finanzas personales de una manera óptima

El gasto consciente, una correcta planificación y el ordenamiento de las deudas son los pilares fundamentales para evitar sobresaltos.

PRODUCTOS. Se busca rebajar precios en los barrios. PRODUCTOS. Se busca rebajar precios en los barrios.

Cuando se enfrenta un contexto económico caracterizado por un severo proceso inflacionario, las finanzas personales pueden verse negativamente afectadas. Es por ello que resulta importante ser estratégico al momento de planificar, ya que cualquier desajuste o gasto innecesario puede ocasionar algún inconveniente en la economía personal.

Debido a la suba incesante de precios en todas las categorías, se torna complicado planificar ingresos y gastos, porque si bien se puede presupuestar, se lo hace en términos nominales pero no reales. Es decir, considerando el efecto de la tasa de inflación.

Para evitar grandes sobresaltos y lograr un manejo consciente de la economía del hogar, el economista Eduardo Robinson señala que “lo ideal es realizar un presupuesto para entender cuáles son los ingresos y egresos de dinero. Con esta metodología se podrán visualizar cuáles son los gastos superficiales o aquellos que se pueden evitar y cuáles son las deudas que deben ser abonadas”. Cabe recordar que aproximadamente el 36% de los préstamos que solicitan las personas son con el motivo de cancelación de las deudas. Es importante ser objetivo y metódico con las finanzas, si las deudas ya se pudieron reorganizar se debe tener otros hábitos de consumo cuando el costo de los bienes aumenta.

“Se debe tratar de que el nivel de gasto se adecue al flujo de ingresos. Lo mismo para reducir niveles de deuda. Probablemente haya que hacer un esfuerzo en algún gasto con el objetivo de reducir la deuda, sobre todo, aquellas que generan intereses. Es importante presupuestar y analizar alternativas y hasta postergar gastos que no sean imprescindibles”, remarca el especialista.

Los desafíos de una economía en crisis

En un país atravesado por un marcado deterioro económico, los especialistas coinciden en la lectura de que hay muy poco ahorro debido a dos razones: las bajas expectativas en el futuro y los bajos salarios promedio. En la actualidad, se evidencia una tendencia al gasto y consumo inmediato sin pensar en el ahorro a futuro, basado en una larga cultura de desilusiones, una incomprensión de los mercados y una dificultad para entender nuevos mecanismos para ahorrar.

En este contexto, las personas se enfrentan a un sinfín de desafíos, pero entre los principales está evitar que se licuen los ingresos, y para ello siempre la pregunta es cómo perder lo menos posible frente a la inflación. El otro desafío relevante es el corto horizonte de planificación, como suele no estar claro el panorama, es frecuente caer en sobreendeudamiento con, por ejemplo, las tarjetas de crédito.

Entre las mejores formas de inversión para hacerle frente al proceso inflacionario, Robinson remarca que son “los bienes y servicios y la compra de dólares, porque eso es lo que se tiene a mano. En cuanto a los mejores destinos, depende de cada caso en particular. Esto es, monto, plazos, nivel de riesgo que se pretende asumir”.

Otra tendencia a considerar es que, en estos momentos en los cuales los ingresos salariales se diluyen con la inflación, las personas suelen recurrir al pluriempleo. “Muchas personas que trabajan con un horario fijo, suelen buscar otras alternativas, cuentapropismo, atender un comercio, repartidores, changas, chóferes, ente otros. Más allá de si conviene o no, en muchos casos no hay alternativas”, explica Robinson.

Una mirada a corto y largo plazo

Con un proceso inflacionario que se fue agravando en los últimos años, el economista considera que predomina la visión de corto plazo “porque las personas tienden a gastar y no a ahorrar. Consumir antes que ahorrar”. Y entiende que esta situación debilita la educación financiera ya que las variables financieras y económicas son muy volátiles y la falta de perspectivas claras hace que las personas subestimen la educación financiera. Sin embargo, no deja de ser un aspecto sumamente importante porque “contribuye a evitar sobresaltos con deudas o sacarle mejor rendimiento a los ingresos”.

Por otro lado, con una perspectiva a largo plazo, según Robinson, las alternativas son: el metro cuadrado - este es un activo que más allá de los vaivenes macroeconómicos muestra un rendimiento sostenible-  y las cuotas partes de Fondos Comunes de Inversión -que al diversificar el riesgo muestran buenos niveles de rentabilidad-. “Para proyectar el largo plazo hay que hacerlo con niveles inflacionarios más bajos, dado que se supone que la administración de gobierno que venga deberá implementar un programa de estabilización de precios”.

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