Pacto de Mayo: ¿compromiso real o “evento simbólico”?

Dos politólogos opinan acerca del evento que el Presidente presenta como “fundacional” y de la convicción en el acompañamiento de gobernadores.

Javier Milei. Javier Milei. ARCHIVO
01 Julio 2024

En las vísperas al “Pacto de Mayo” asoma con fuerza el recuerdo de la XXXVª Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), que también se realizó en Tucumán, los días 30 de junio y 1 de julio de 2008. La enorme mayoría de las resoluciones que firmaron los entonces presidentes Evo Morales (Bolivia), Tabaré Vázquez (Uruguay), Luiz Inácio “Lula” da Silva (Brasil), Nicanor Duarte Frutos (Paraguay), Hugo Chávez (Venezuela), Michelle Bachelet (Chile) y Cristina Fernández poco tenían que ver con la cotidianidad del ciudadano de a pie. Acaso la más cercana en ese sentido sea el aval para viajar y circular por los países miembro y asociaciones del bloque solo con el documento nacional de cada país, sin que resulte obligatorio un pasaporte. En ese sentido, el evento cobra mayor fuerza simbólica que real.

¿Y qué pasa con el “Pacto de Mayo”, que firmarían en la madrugada del 9 de Julio el presidente, Javier Milei; el gobernador, Osvaldo Jaldo, y mandatarios de algunas otras provincias del país? LA GACETA consultó a dos politólogos sobre el carácter de ese acuerdo, presentado como “fundacional” por la Casa Rosada, pero que a todas luces aparece condicionado a ciertas necesidades que vienen planteando los gobernadores.

“El real valor del pacto tendrá que ver con la existencia de acuerdos políticos consolidados, que le permitan a la Argentina y al Presidente avanzar con un esquema de reformas que hagan sustentable el esquema económico que piensa él, y que eso -en el cálculo político- le convenga a las provincias. El hecho de firmar un papel y de sacar una foto no cuenta por sí mismo”, afirmó el consultor político Carlos Fara.

“El pacto debe traducirse en leyes específicas, que tengan acuerdos amplios; eso es más importantes que la firma en sí. En la medida en que se dice ‘¿qué hacemos con privatizaciones, con coparticipación, con subsidios a regímenes de promoción económica -como el de Tierra del Fuego-, con la reforma electoral -si se podrá pasar al menos a la boleta única de papel y dejar el sistema actual-?’”, añadió.

Consideró que por esos ejes debería notarse algo de sustento. “Puede convertirse en algo meramente simbólico. Pero para saber si le favorece a Milei habrá que mirarlo en términos de mediano plazo; hacia el año que viene. Y, a la vez, ver si Milei tiene resultados económicos que generen una expectativa de que el rumbo es el correcto”, insistió.

A su criterio, si no se produce eso, el “Pacto de Mayo” no pasará de algo simbólico. “En la Argentina más de una vez se han firmado acuerdos de este tipo. Luego, con el tiempo -porque no es cuestión de corto plazo-, se verá si hay voluntad real. Yo sería muy cauteloso con la evaluación del pacto”, puntualizó Fara.

Rasgos simbólicos

La politóloga Alexandra Morales señaló que desde su llegada al Gobierno, Milei reforzó todo acto o mensaje político con algún contenido simbólico. “Esto ha sido esencial y estratégico en la comunicación y en las decisiones del Gobierno. Y lo seguirá siendo hasta el final. Debido a ello se planteó la idea de un pacto ‘refundacional’, con rasgos simbólicos y determinantes de la historia argentina, como lo fueron las fechas patrias del 25 de Mayo y del 9 de Julio. Es una forma de profundizar en su narrativa política de la creación de una nueva Argentina”, manifestó la directora de la consultora Meraki.

Subrayó, sin embargo, una gran diferencia entre los acuerdos decimonónicos en una Nación emergente y el “Pacto de Mayo”. “Los de aquellos acontecimientos históricos fueron pactos y acuerdos revolucionarios, cuyos participantes estaban convencidos y coincidían en la idea de que ese era el camino en la construcción de un nuevo Estado, libre y soberano. Por el contrario, en este pacto de Milei es difícil identificar esos ideales comunes, o incluso algunos puntos de acuerdos que se hayan definido en conjunto”, remarcó. Y en se sentido añadió: “Más de uno de los gobernadores que acompaña lo hace bajo la presión de la supervivencia económica o en pos de algún beneficio para su provincia; por lo que difícilmente estemos frente a un compromiso real o a un cambio profundo que se vaya a sostener a lo largo del tiempo”.

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