Kick, varios nocauts y un punto inédito de audiencia

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Los grandes eventos deportivos no están muriendo, están mutando. Su audiencia ya no está conformada por multitudes frente a un televisor, agolpados en un bar o en un living, sino en pantallas mucho más pequeñas y fragmentadas a lo largo de una casa. Tal es la diversificación de espectáculos en equipos que hasta requieren de otro sistema de medición, ya que las plataformas de streaming no cuentan espectadores, sino dispositivos conectados.

Esta nueva lógica que ya transformó los hábitos de consumo ha sido asimilada por la industria del entretenimiento, que también ha virado por completo. Figuras outsiders y antihéroes no cautivan con la mística que supieron desplegar las grandes figuras del siglo XX, pero llegan a millones de seguidores y crean un nuevo relato que no parece tener techo.

Una muestra de ello ocurrió la semana pasada en una velada boxística que está muy distante de las mejores noches del Luna Park. Aquí no había deportistas en su máximo nivel, no tenían ni la constancia ni el rigor que exige a una persona subirse a un ring. Sin embargo, sí reunía a una serie de figuras que tomaron el coraje de animarse a pelear y a romper un esquema de cómo concebimos a la cultura del entretenimiento. El “Párense de Manos 2” batió un récord de visualizaciones en vivo, nunca antes visto en una plataforma de streaming local. Llegó a más de 670.000 dispositivos conectados de forma simultánea, es decir, equipos que en ese momento estaban viendo el evento, ya pasada la medianoche. Pero el alcance fue mayor porque fue creciendo desde que comenzó a las seis de la tarde y continúa reproduciéndose en pequeños cortes en redes sociales. Todas las cuentas de X que analizan la audiencia de streaming coinciden en que fue el evento del año.

Este show fue el segundo creado por el conductor Luquitas Rodríguez y su equipo del programa “Paren la mano”, que se transmite diariamente por Vorterix. Su programa es uno de los más populares hoy en lo que se ha denominado “la batalla del streaming” y marcó no solo un estilo de conducción, sino principalmente una forma de conectarse con su audiencia, la cual le ha pedido una nueva edición de estos enfrentamientos que resultan de un cóctel entre la lucha libre norteamericana y la película “El club de la pelea”. Sus participantes son todos amateurs o deportistas retirados que igualmente seducen a miles de seguidores que encuentran atractivo y se identifican con ese desafío personal.

La primera edición de este evento se realizó el año pasado y había llegado a una cifra de 416.000 dispositivos en vivo. Ese ya había sido un récord para el mundo del streaming, pero Rodríguez y su equipo sabían que podían más. De hecho, en X hubo críticas a la plataforma Kick que transmitió el evento este año porque sufrió de varios cortes durante la transmisión. “Podrían haber llegado al millón”, repiten los fanáticos. Streamers, influencers, actores y deportistas fueron los protagonistas y todo el show repitió la fórmula de la exitosa “Velada del Año” organizada por el streamer español Ibai Llanos, que reunió ya en tres ocasiones a destacados creadores de España y Latinoamérica en una competencia de boxeo.

Rodríguez además ha pateado el tablero con las propias plataformas. Fue una de las principales figuras en Twitch, pero abandonó dicha marca y optó, junto con varios streamers argentinos, a Kick como nuevo entorno para sus transmisiones. Este año fue justamente un período de migración de varios productores de contenido, quienes optaron a Kick por su modelo de ingresos basado en un reparto de ganancias del 95% para los creadores, un porcentaje superior al resto de las compañías.

Luquitas, con su diminutivo, ha creado un coloso. Le devolvió las luces al boxeo y hasta al propio Sergio “Maravilla” Martínez, quien fue uno de los principales participantes de la noche del jueves. Estos nichos, desconocidos por la gran audiencia, son muestras de la creatividad nacional para montar espectáculos súper masivos que ya están pensando cómo expandirse dentro de doce meses. Hasta tanto, el streamer sigue conectado con sus seguidores como pocos supieron hacerlo. Una conexión que parece auténtica y sin dudas rentable.

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