Los riesgos y la tragedia en ríos y embalses

12 Febrero 2025

Tras la fuerte crecida del Río Grande en El Siambón y el susto de la semana pasada de una familia cuya niña de 7 años era llevada por las aguas del río Loro, la tragedia se ha desencadenado con el deceso de dos bañistas ayer en las agua de El Cadillal.

Los cauces mencionados, así como el río Los Sosa, son sitios de alto riesgo a los que se concurre desde siempre en estos momentos de  intenso calor y vacaciones. La población va en busca de alivio e ignora de las distintas instancias de peligro en cada parte. En el caso del río Loro, que parte desde el embalse El Cadillal hacia el río Salí, tiene corrientes internas que arrastran a los bañistas desprevenidos y hay sectores donde está restringido meterse al cauce. Ya hubo tragedias a lo largo de los años. El domingo de la semana anterior fue salvada la niña por parte de guardavidas de la Policía Lacustre que patrullaban el río. Este domingo que pasó, los bañistas se arrojaban al agua desde el puente a pesar de que los efectivos policiales les advertían del peligro. Según la Policía, había más de 800 personas.

Otro caso es el río Los Sosa, que baja en la montaña desde Tafí del Valle, serpenteando junto a la ruta 307. En cuanto se abren las compuertas del embalse La Angostura, o bien cuando hay lluvias intensas en lo alto, el cauce crece y se vuelve rápido. Hace tres años una turista que quería sacarse una fotografía en una piedra en medio del agua se resbaló y falleció al ser llevada por el torrente. Un equipo de agentes custodia la zona, que se llena de bañistas, a pesar de que los policías lacustres recomiendan no meterse al agua.

Un tercer caso es el río Grande. A veces, como ocurrió el domingo pasado, hay grandes lluvias en la alta montaña, por ejemplo en Anfama, mientras en la zona de El Siambón y Raco hay sol pleno y calor. Una vecina de Anfama avisó que iba a crecer súbitamente el río y la Policía concurrió con altavoz a advertir a los bañistas que se alejen del cauce y estos desde el puente filmaron cómo se agrandaba el torrente. Según se relató en redes sociales, la Policía tuvo problemas para dar la voz de alarma porque los bañistas estaban con música a todo volumen y no escuchaban las advertencias. Ese lugar fue escenario de una tragedia hace 20 años, cuando las aguas arrastraron a una mujer y a su hijo de 5 años. Los lugareños aún recuerdan el caso, y cuentan que todavía no hay carteles que avisen del riesgo, si bien en la comuna afirman que están atentos y actúan.

Ahora ha ocurrido la tragedia en El Cadillal. Acaso se hable de imprudencia y de fatalidad, en estos momentos en que el intenso calor empuja a las multitudes a buscar con desesperación las aguas refrescantes. Hace unos días el jefe de la Lacustre dijo que no daban abasto. También se ha señalado que faltan señalizaciones y que la gente con frecuencia desoye las que hay. Todo esto debería llevar a incrementar la precaución. Cartelería, más participación de funcionarios comunales y de policías, y un examen de lo sucedido, a fin de entender por qué a pesar de todo tanta gente está librada a la suerte frente a las emergencias.


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