

Pases de un lado a otro, relevos en el momento justo, intercepciones rápidas y, sobre todo, mucho sacrificio. San Martín demostró que, además de tener jerarquía, sabe combatir cuando el partido lo exige. Los minutos finales podrían haber sido un caos con un Patronato desesperado por alcanzar el empate y un “Santo” defendiendo la ventaja mínima. Sin embargo, el equipo de Ariel Martos mantuvo la calma y se aferró a un plan de juego que, poco a poco, le va dando resultados.
La devolución del palo en el minuto 90 podría hacer creer que San Martín la pasó mal sobre el final, pero lo concreto es que el conjunto de Bolívar y Pellegrini no padeció como en temporadas anteriores. A diferencia de otros tiempos, en los que el equipo se replegaba y terminaba sufriendo cada avance rival, esta vez mantuvo la solidez y administró la ventaja con inteligencia.
En su excursión por Paraná, el “Santo” mostró un equipo ordenado, preciso con la pelota en los pies y atento cada vez que tuvo que pasar al ataque. Sabía que el rival no le regalaría nada y que, en algún momento, Patronato lo iba a obligar a jugar al límite. Sin embargo, lejos de desesperarse, supo esperar su momento. Y cuando llegó, no falló.
A los 28 minutos, Juan Cuevas combinó con Juan Cruz Esquivel en una pared que desarticuló la última línea del “Patrón”. Martín Pino, con el instinto goleador que lo caracteriza, anticipó la jugada y, al sentir el contacto del arquero Iván Chaves, se dejó caer. Una decisión inteligente, de esas que los delanteros experimentados saben tomar en los momentos justos.
El árbitro Nelson Sosa, un nombre que nunca pasa desapercibido, no dudó ni un segundo y cobró la pena máxima. La jugada generó una breve disputa entre Pino y Cuevas por definir quién se haría cargo del remate, pero finalmente el “10” se adueñó del balón y con frialdad decretó el 1-0.
A partir de ahí, el partido cambió. Patronato, obligado a buscar el empate, se lanzó con todo en ataque. Tuvo sus oportunidades con remates de Matías Pardo y Damián Pacco, pero cada intento fue neutralizado por un San Martín que se mostró firme en defensa.
Si algo destacó en este San Martín renovado fue su solidez defensiva. La dupla central Guillermo Rodríguez-Tiago Peñalba sigue consolidándose y brindando seguridad en cada intervención. Pero más allá de los centrales, el trabajo colectivo en la recuperación fue clave. Ulises Vera y Agustín Prokop ingresaron en el segundo tiempo para reforzar el mediocampo y lograron mantener el equilibrio en los minutos finales.
Sand volvió a mostrar su jerarquía para asegurar el triunfo de San Martín
Y cuando Patronato encontró espacios, apareció la figura de siempre: Darío Sand. El arquero, acostumbrado a ser el salvador del equipo, volvió a demostrar por qué es una pieza fundamental en este San Martín. Con intervenciones decisivas, frustró los intentos del local y dio tranquilidad a sus compañeros.
Los dirigidos por Gabriel Gómez intentaron de todas las maneras posibles. Buscaron el empate con ataques por las bandas, centros al área y remates de larga distancia. Pero se encontraron con un San Martín bien parado, que no se desordenó ni cedió terreno.
La situación fallada por Gonzalo Rodríguez podría haber sentenciado el partido mucho antes, pero más allá de esa ocasión desperdiciada, los cambios volvieron a ser claves. Gabriel Hachen aportó claridad en los pocos minutos que estuvo en cancha, mientras que Vera y Prokop se dedicaron a la presión y a la recuperación del balón.
“Es un equipo en formación”, repitió Martos al inicio de la temporada. Y aunque San Martín todavía tiene aspectos por mejorar, empieza a mostrar atributos que ilusionan.
El segundo triunfo consecutivo no sólo lo deja en lo más alto de la tabla, sino que también le permite trabajar con tranquilidad de cara a su regreso a La Ciudadela. Con un equipo que responde en todas las líneas y con jugadores que se afianzan partido a partido, San Martín da señales de que puede volver ser protagonista en esta temporada.