

El analfabetismo en Tucumán (referenciado en personas que no saben leer ni escribir) alcanza al 2,5% de la población mayor a 10 años -es el rango etario en el cual se mide-, aunque hay rasgos distintivos que llaman la atención, como la gran diferencia que existe entre departamentos.
La población menor a 10 años en la provincia es de 320.000 (según los datos actualizados), es decir que el 2,5% de analfabetos debe calcularse sobre el 1,7 millón restante (entre los mayores de 10 años). Esto arroja un total de 42.500 tucumanos que son analfabetos absolutos.
Burruyacu está en el extremo más alto del registro, con el 6% de personas analfabetas, mientras que Yerba Buena se ubica en la otra punta, con sólo el 1,43% de analfabetos; en San Miguel de Tucumán, en tanto, el 1,79% es analfabeto, dentro del relevamiento.
Otros departamentos con altos porcentajes de vecinos que no saben leer ni escribir o apenas lo hacen son Simoca (4,6%); Tafí del Valle (4,3%); Graneros (3,6%); Trancas (3,5%); y Cruz Alta y Famaillá (cada uno con el 3,3%).
Un dato que llama la atención es que en la provincia hay más mujeres con estudios que hombres (51,7% contra 48,2%, del total de 97,5% dentro de los alfabetizados) y -obviamente- hay más hombres analfabetos que mujeres, con una diferencia importante a favor de la rama femenina: del registro de desprende el 54,4% de varones sin estudios contra el 45,6% de mujeres, siempre dentro del porcentaje del 2,5% del total de analfabetos en promedio.
Estos guarismos se replican a nivel nacional, aunque desde 2010 la situación se invirtió y en el país hoy hay más hombres analfabetos que mujeres: 2% contra 1,9%.
Estas cifras dan cuenta del llamado “analfabetismo absoluto”, es decir personas que no saben leer ni escribir. Un término que la educación y las ciencias sociales están dejando de usar, para enfocarse en el analfabetismo funcional, que abarca a los absolutos, pero también a aquellas personas con otras limitaciones en su formación o conocimientos, como no poder comprender cabalmente un texto simple, realizar un cálculo aritmético básico o conocer los usos básicos de la tecnología. Los números del analfabetismo funcional en la Argentina superan en algunos distritos el 50% y en otros llega hasta el 70%.
El año pasado se conoció, por ejemplo, que siete de cada 10 estudiantes argentinos terminan el secundario sin poder comprender lo que leen, y sin entender las reglas básicas de matemáticas.