

Los nadadores tucumanos no dejan de enfrentar obstáculos en Buenos Aires. El grupo compuesto por Javier Fernández Figueroa, Leonardo Broczkowski, Diego Martínez Álvarez, Juan José Sirimaldi y María Eugenia Farías continúa a la espera de la fecha en la que podrán realizar el cruce del Río de La Plata. Ayer, contaron que tuvieron que salir en búsqueda de un nuevo sitio para entrenar, debido a que la planta baja de la “Mansión Criolla”, la casona en la que se encuentran alojados en San Telmo, fue alquilada por un grupo de turistas. Por lo tanto, no podrán utilizar la piscina para cumplir con sus prácticas. Los tucumanos buscaron opciones para continuar con su rutina y, de ese modo, se contactaron con el club de kitesurf El Molino, ubicado en San Isidro, donde tuvieron su primer contacto con el río.
La práctica se inició alrededor de las 11 de la mañana. María Eugenia Farías fue la primera en llegar al club. Ingresó a uno de los vestuarios y se vistió para ingresar al río. El club cuenta con dos escuelas de deportes acuáticos (kitesurf, windsurf y vela), dos restaurantes y un alquiler de kayaks. También está compuesto por pequeñas casillas de madera de colores llamativos y una salida directa al Río de La Plata.
Aldo Dellarole es el administrador del club y entrenador de la escuela El Molino. El porteño dijo que el club existe hace 40 años y es uno de los lugares más concurridos por los sanisidrenses para realizar deportes acuáticos. Según contó, los tucumanos llegaron a su contacto por medio de Pablo Testa, fiscal de Nadando Argentina.
Testa le pasó el número a los tucumanos con el fin de que tuvieran un sitio para practicar, y de ese modo, pudieron contactarse para realizar el entrenamiento.
“Nosotros siempre tuvimos la idea de incluir a los nadadores de aguas abiertas. Esta es la primera vez que un grupo tan grande se prepara para el cruce del Río de la Plata”, dijo Aldo.

Broczkowski se mostró feliz por ir al club. El azuleño radicado en Tucumán dijo que asistió al sitio en reiteradas ocasiones durante su adolescencia. “Veníamos con un grupo de amigos a hacer kitesurf, y nos quedábamos muchísimas horas. Incluso nadé muchas veces por esta costa. Me trae muchísimos recuerdos”, apuntó.
Durante la primera práctica, los nadadores realizaron una pasada de 3.000 metros. A diferencia de los entrenamientos en El Cadillal, en los que utilizan a los cerros como meta, los tucumanos tuvieron que tomar como punto de referencia a una boya ubicada a unos 800 metros del punto de partida.
“Me sentí muy mal en los primeros metros porque sentía que no avanzaba y me costaba un montón”, dijo Broczkowski.
Durante la tarde, Sirimaldi, Figueroa y Broczkowski realizaron una segunda pasada de 1.500 metros. Así, los tucumanos completaron su primer desafío con el río. ¿Podrán cruzarlo? Solo el tiempo lo dirá.