En la última semana Tucumán sumó 2.000 casos de dengue (más de 280 por día). Aunque los contagios están bajando, las autoridades sanitarias aclaran que todavía no pasó el peligro. Esta fue la peor epidemia que sufrimos en la provincia: casi 35.000 tucumanos se infectaron luego de ser picados por el mosquito Aedes aegypti. Hubo un 80% más de enfermos que en el brote de 2020 y se registraron el doble de muertos y más pacientes internados.
¿Qué pasó? ¿Qué factores incidieron para que los tucumanos suframos la epidemia más grave de la historia? le consultamos a Giselle Rodríguez, doctora en Biología, investigadora del Instituto Superior de Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT y referente del Instituto de Medicina Tropical.
- ¿Qué cosas te llamaron la atención de la epidemia que vivimos este año?
- Fue llamativo el acortamiento del período interepidémico; es decir, con respecto a la última epidemia que se produjo en 2020. Si bien se estipula que estos brotes se dan cada tres a cinco años, en la región este período era un poco mas extenso. También fue relevante el inicio tan temprano, en enero, con un crecimiento agudo y exponencial de los casos, lo cual nos mantuvo durante un largo tiempo expuestos a la transmisión del dengue. Hubo una cantidad de casos impensada. A pesar de saber que cada brote sería cada vez mayor, la cantidad de gente infectada fue realmente inesperada.
- ¿Cuál es tu análisis? ¿Por qué tuvimos tantos casos?
- Es evidente que la población de mosquitos Aedes aegypti en Tucumán es abundante y está bien asentada y distribuida en estrecho vínculo con los humanos en las zonas urbanas, periurbanas y en menor medida en las zonas rurales. Todos los departamentos resultaron afectados, especialmente la capital y localidades aledañas, con casos incluso en Tafí del Valle, donde el clima no permite el asentamiento del mosquito. Esto demuestra el papel fundamental de las personas en el transporte de la enfermedad de un lugar a otro. La cantidad de casos se debió a la gran abundancia del mosquito vector y a la susceptibilidad de las personas ante el ingreso de un nuevo serotipo (DEN 2), que no había circulado previamente, lo que encontró a la población sin inmunidad ante esta variante. A esto se sumó la situación descontrolada con el dengue en los países vecinos como Paraguay, Brasil y Bolivia, más el inicio temprano por la circulación de las personas a estas zonas. Todo fue una combinación perfecta para este brote explosivo.
- ¿Cuáles siguen siendo las fallas a la hora de la prevención? ¿En qué hay que seguir trabajando?
- Nuestra falla cada temporada sigue siendo la misma, que es vivir en un ambiente que permite la proliferación de este mosquito dentro y alrededor de nuestros hogares. Y cada año estos determinantes epidemiológicos son de mayor importancia, lo que produce más cantidad de mosquitos disponibles para transmitir distintas enfermedades como el dengue. Existe una parte de la población más vulnerable a nivel socioeconómico, que está mayormente expuesta a esta situación por fallas del Estado en el acceso a servicios básicos como la recolección de residuos o agua potable. No obstante, hay una dificultad en el resto de la comunidad de comprender el rol que tenemos las personas en esta problemática. Hay que seguir trabajando en la concientización de la gente para que asuma una participación responsable ante situaciones epidemiológicas como las que pasamos y las que pasarán. Deslindar responsabilidades solo empeora el impacto de inexorables brotes, quitando el foco a las acciones preventivas de saneamiento que debemos realizar especialmente en los períodos interbrote; es decir, cuando no hay circulación de enfermedades, o incluso en el invierno cuando desaparecen las formas adultas pero quedan los huevos latentes, esperando las nuevas lluvias y a las condiciones óptimas para reactivar su ciclo de vida.
- ¿Qué puntos son claves pensando en el futuro?
- Vivir en un ambiente sano con un manejo responsable de los residuos sólidos, que no se generen recipientes o receptáculos que puedan acumular agua. Esto es clave para estar preparados para el próximo período epidémico, así como también es fundamental la participación de la comunidad activa en la prevención de estos determinantes que favorecen la proliferación del mosquito.
Mantenimiento
- Limpiar con un cepillo y agua hirviendo los platos debajo de las macetas.
- Limpiar los bebederos de animales cada tres días con detergente y esponja.
- Mantener vacías o limpias y cloradas las piscinas.
- Desmalezar patios, destapar canaletas, desechar recipientes en desuso y poner tela mosquitera en ventanas.