Padre José Manuel Fernández: “La grieta no se supera por la crisis en la dirigencia”

Plantea los desafíos de liderar el país en la crisis. El jueves expone en una charla organizada por la Unsta y ACDE.

MIRADA. “Observamos una carencia de líderes que privilegien el liderazgo ‘integrador’ sobre el ‘confrontativo’”.  MIRADA. “Observamos una carencia de líderes que privilegien el liderazgo ‘integrador’ sobre el ‘confrontativo’”.

La Argentina vive horas convulsionadas. El presente político y social del país parece no encontrar la calma y las dicotomías reflotan ante cualquier tema de discusión. La grieta, término que introdujo en agosto de 2013 Jorge Lanata, sigue siendo la palabra más clara para graficar la división irreconciliable de la sociedad argentina. Hablar de grieta no es solo cosa de la política. El quiebre también es evidente en la economía, en la educación, en la iglesia y en el empresariado.

Por eso, el padre José Manuel Fernández la incorpora para reflexionar sobre el rol de la dirigencia en el presente y plantea desafíos para trabajar desde un lugar de líder. ¿Dónde están las diferencias? ¿Cuáles son los principales desafíos de ser dirigente hoy? “El desafío implica un reto, un crecimiento. Pero también conviene distinguir entre dirigente y líder”, inicia. “El dirigente manda, el líder convence. El líder mira a lo lejos y trabaja para hacerlo posible. El dirigente se interesa por lo próximo. La dirigencia es un oficio y el liderazgo es un arte. El líder inspira y motiva liberando la grandeza en los demás. Hoy en la Argentina vivimos una crisis de dirigencia y liderazgo. Pienso que por eso no se supera la grieta”, dice.

Reproducimos un fragmento de la entrevista que servirá de anticipo para la charla que se realizará el jueves a las 19.30 en el Auditorium de la Unsta.

- ¿Cómo se podría superar esta grieta?

- Si no hay puente, la grieta se hace fractura. El ingeniero suele asociar la grieta, antes que a un hecho social a una situación física donde en un material o superficie se genera una abertura alargada y con poca separación entre sus bordes. También sabemos que en su evolución la grieta proviene de una fisura y deviene en una fractura. En lo social, la Real Academia Española describe la grieta como una dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo. Si imaginamos que la superficie donde aparece la grieta es la “República”, la similitud ingenieril advierte que su gravedad proviene del aumento del tamaño en el tiempo y por ende la recomendación profesional obvia, sería evitar la fractura. ¿Cómo evitar la fractura y reparar la grieta para impedir que se transforme en un fenómeno estructural con mayores inconvenientes para su reversibilidad? Es aquí donde la experiencia profesional y académica nos lleva a recurrir a otra disciplina complementaria a la ingeniería, que es el “desarrollo organizacional”.

- ¿Se puede lograr ese desarrollo?

- Sí. A través del diálogo entre las partes enfrentadas. Pero es sólo a través de los liderazgos que ello se concreta. Observamos una carencia de líderes que privilegien el liderazgo “integrador” sobre el “confrontativo”. Hay una seducción cognitiva con el pensamiento dicotómico (uno contra otro) sobre el pensamiento sistémico (uno y otro). El Venerable Siervo de Dios Enrique Shaw, empresario cuya causa de canonización sigue avanzando, creador de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), decía que hay que ser reformistas, en el sentido de no ser conformistas, integrando siempre y excluyendo nunca.

- ¿Cuál es la misión de los líderes integradores?

- Una muy razonable es la de construir puentes, no muros. Y esos líderes son apasionados por el diálogo, la comprensión y la colaboración, o sea son gestores de la libertad y no bloqueadores o simplificadores de la realidad. Integración o más confrontación, de ello depende la República.

- ¿Y cuál es el rol de los empresarios en este contexto?

- A veces se nos acusa a la Iglesia de fomentar el “pobrismo”, cuando en verdad salimos al encuentro de los pobres que han producido políticas corruptas dejando al borde del camino a más del 43% y un 11% de indigentes. Frente a este panorama, el empresariado es una pieza clave al servicio del bien común. Y que éste sea la brújula que oriente la actividad productiva, para que crezca una economía de todos y para todos, que no sea insensible a la mirada de los necesitados. El papa Francisco emplea términos valiosos respecto al empresariado. En la Exhortación “Evangelii gaudium”, afirma que la del empresario es una “noble tarea”, y en la Encíclica “Laudato si” avanza aún más indicando que es una “noble vocación”. La Doctrina Social de la Iglesia no está en contra de la ganancia de las empresas, pero dentro de un marco de valores morales. Cuando una empresa produce ganancias significa que los factores productivos han sido utilizados adecuadamente. Pero no siempre el beneficio indica que la empresa está sirviendo adecuadamente a la sociedad. Puede ser que los balances económicos sean correctos pero al mismo tiempo los trabajadores, que son el patrimonio más valioso de la empresa, sean humillados y ofendidos en su dignidad. También hay que decir que en épocas de dicotomías, resulta imprescindible diferenciar al empresario genuino, que arriesga su patrimonio, invierte, produce y compite sin privilegios; del pseudo empresario, que lucra por su vinculación con el poder político, obteniendo privilegios, como la obra pública sin licitación, mercados cautivos derivados del proteccionismo, subsidios y otras prebendas.

- ¿Qué observa de los jóvenes, que serán la dirigencia del mañana?

- Doy clases todos los días a jóvenes que estudian Administración de Empresas, Licenciatura en Economía, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Rechazan un “status quo” crónico que repite errores desde hace muchos años, pero sigue en ellos la llama de la esperanza y la creatividad. Es admirable que en sólo un año se hayan creado nueve startups o unicornios. En su mayoría, los desarrollos tecnológicos más disruptivos son impulsados por jóvenes emprendedores menores de 30 años. Ellos se adaptan a los cambios constantes del mercado en búsqueda de soluciones que resuelvan problemas y necesidades de la sociedad. En nuestra conferencia presentaremos también ejemplos de liderazgo empresarial y social, subrayando el valor del trabajo en equipo y diferenciándolo del trabajo en grupo.

Perfil: padre José Manuel Fernández Manolio

Estudió en las Pontificias Universidades Gregoriana y Santo Tomás de Aquino (Roma). Se doctoró en Teología Dogmática con la tesis: “El método teológico en la Teología de Gustavo Gutiérrez”. Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Católica Argentina (UCA) con la elaboración de la tesis: “El Sistema electivo del Romano Pontífice-Origen de su autoridad en el ordenamiento canónico actual”.

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