Cómo juegan Milei, Bullrich y Massa rumbo a las presidenciales

Los cambios disruptivos en el Estado se imponen a las políticas tradicionales, según Idesa, que advierte dificultades para algunas medidas de Milei.

A LAS URNAS. El 22 de octubre, los argentinos volverán al cuarto oscuro. A LAS URNAS. El 22 de octubre, los argentinos volverán al cuarto oscuro. FOTO TOMADA DE CORDOBA.MITELEFE.COM

Alberto Fernández ha desaparecido del radar político. El presidente de la Nación no se ha involucrado tanto en la campaña, como tampoco ha mostrado hechos institucionales de relieve que impliquen una percepción ciudadana de liderazgo. Algo similar ocurre con la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. No aparece como en otras elecciones y todo parece indicar que cedió su rol protagónico como gran electora. Sergio Massa es la figura del oficialismo que se debe hacer cargo de una realidad difícil para la continuidad de Unión por la Patria en el poder. Mientras trata de juntar dólares en el exterior como ministro de Economía de un país en crisis, el candidato presidencial baila con la más fea porque su discurso electoral está atado a las decisiones de gestión que deba tomar hasta las presidenciales del 22 de octubre.

El líder del Frente Renovador no ha tenido una buena clasificatoria en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). En la pole position electoral, delante de él han quedado el referente de la Libertad Avanza, el libertario Javier Milei, y la dirigente del PRO Patricia Bullrich, la postulante a la Presidencia de Juntos por el Cambio. Si este domingo fueran las elecciones, Milei (34,9%) iría a segunda vuelta contra Bullrich (23,4%), porque Massa seguiría relegado al tercer lugar (19,2%), de acuerdo con un sondeo efectuado por DC Consultores. Según la encuesta de Opinión Pública de la consultora que dirige el politólogo Aníbal Urios, en las primarias la sociedad se mostró asombrada por el resultado (30,4% de las respuestas fueron en ese sentido), mientras que a un 23,2% de los participantes les causó esperanza. Un 11%, a su vez, expresa una idea de cambio a partir del mapa posPASO.

Massa no tuvo ni tiene demasiado margen para la equivocación. Ante una situación insostenible en las reservas del Banco Central, a las pocas horas de terminada la PASO, el Gobierno decidió devaluar el dólar oficial persiguiendo la modesta meta de morigerar tibiamente las inconsistencias. El impacto inmediato fue exacerbar la inflación y queda mucho por sincerar, advierte el Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa).  Dentro de Juntos por el Cambio confrontaron planteos de trasformación profundas y rápidas (Bullrich) versus cambios más pausados y consensuados (Horacio Rodríguez Larreta y la UCR). El principal candidato oficialista (Massa) también se mostraba más apegado a las líneas tradicionales de la política argentina. En el extremo se posicionó Javier Milei con postulados radicalizados de ruptura total con la política tradicional. “Los resultados de las PASO mostraron que los que proponen explícitamente salir de las políticas tradicionales (Milei y Bullrich) acumularon la mitad de los votos emitidos. Tanta gente rechazando las políticas tradicionales es un hecho inédito en la política argentina, aun cuando se presenten en formatos diferenciados. Es una gran oportunidad para replantear integralmente la organización del Estado con enfoques disruptivos e innovadores”, puntualiza el diagnóstico del instituto que preside el economista Jorge  Colina.

Ahora bien, que exista la oportunidad no garantiza que se aproveche. Uno de los riesgos es ignorar los límites que impone el régimen federal, alerta Idesa. El mejor ejemplo es el inconducente debate sobre los vouchers en educación. Los libertarios los erigen como una herramienta para superar la anacrónica gestión estatal de las escuelas. Pero pasan por alto que el Estado nacional no gestiona las escuelas. El artículo 5° de la Constitución Nacional establece, explícitamente, que cada provincia se reserva para sí la administración de la educación básica.

También es inconducente el planteo de cerrar ministerios nacionales que interfieren en responsabilidades provinciales (Educación, Salud, Desarrollo Social, Hábitat), para crear un gran Ministerio del Capital Humano. “Que los actuales ministerios pasen a ser un nuevo ministerio es un cambio cosmético. La transformación disruptiva es desmantelar las burocracias y los programas nacionales solapados con las provincias”, expresa Idesa. A su criterio, la Nación tiene que dejar de interferir en funciones provinciales -que son vivienda, urbanismo, salud, educación y erradicación de la pobreza- para empezar a medir resultados de las provincias en estos temas. “Medir y difundir resultados es la mejor herramienta que la Nación le puede dar a la gente para que presione a sus gobiernos provinciales y municipales a mejorar los servicios sociales. Eliminando solapamientos se puede alcanzar, en el corto plazo, la meta de reducir en 5% del PBI el gasto público nacional”, considera.

Frente a la necesidad de trasformaciones profundas en el Estado, durante décadas prevaleció el inmovilismo bajo el argumento de que estas reformas son “políticamente incorrectas”. “A través del voto, la gente manifestó que está tan hastiada de un sector público disfuncional con crónicos déficits financieros y de gestión que ahora está dispuesta a apoyar cambios disruptivos. Se trata de una oportunidad inédita. Para no desaprovecharla se necesita audacia política y profesionalismo técnico”, finaliza Idesa.

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