FIESTA POPULAR. Una multitud avanza por las calles, entre música, colores y enormes figuras tradicionales que aparecen en esta celebración.
Mientras en gran parte del mundo el 2 de noviembre se conmemora el Día de los Fieles Difuntos, en México esa fecha se transforma en una de las expresiones culturales más coloridas y emotivas del calendario: el Día de Muertos.
Ayer, millones de personas rindieron homenaje a sus seres queridos fallecidos con ofrendas, flores, música y altares en los que el recuerdo se mezcla con la celebración de la vida.
Durante el fin de semana, casi un millón y medio de personas participaron del tradicional desfile por la avenida Paseo de la Reforma, en la capital mexicana. Entre cráneos coloridos, catrinas elegantes y esqueletos danzantes, la ciudad se tiñó de los tonos naranja y amarillo de las flores de cempasúchil, símbolo de esta celebración ancestral.
Festivo y espiritual
Más allá del desfile y las imágenes que cautivan cada año, el Día de Muertos conserva un profundo sentido íntimo y familiar. En cada hogar mexicano se levantan las “ofrendas”, altares donde se colocan los retratos de los seres queridos junto con los objetos, comidas y bebidas que solían disfrutar en vida.
DESFILE. Familias enteras, con rostros pintados y atuendos festivos, celebran la memoria de sus seres queridos en un ambiente devoción.
Las velas, que marcan el camino de regreso al hogar, se encienden junto al Pan de Muerto, un bizcocho azucarado que representa el cráneo y los huesos de los difuntos. Las flores de cempasúchil, con su aroma intenso, guían también ese regreso simbólico.
El culto a la Santa Muerte
En el barrio popular de Tepito, conocido como el “Barrio Bravo” de la capital, decenas de fieles se reunieron para celebrar a la Santa Muerte, una figura venerada por miles de personas aunque no reconocida por la Iglesia católica.
INSIGNIA. Las calaveras decoradas que recorren las calles, simbolizan el vínculo entre la vida y la muerte.
La imagen, representada como una figura esquelética con guadaña y globo terráqueo, es símbolo de protección para quienes enfrentan situaciones difíciles. Sus seguidores acuden a esta figura para agradecer o pedir milagros.
Tradición que trasciende
Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), el Día de Muertos refleja la manera en que los mexicanos conciben la muerte no como un final, sino como una continuidad, un reencuentro con quienes partieron antes.
A diferencia de los homenajes solemnes que suelen realizarse en Argentina, la tradición mexicana combina la devoción con la alegría, el recuerdo con la música y la comida.
RECONOCIMIENTO. Un hombre con un imponente penacho de plumas rinde homenaje a los ancestros.
Así, entre flores, papel picado y canciones, México volvió a demostrar que recordar también puede ser una forma de celebrar la vida. (Con información de AFP).
RECUERDOS PARA SIEMPRE. Entre risas y teléfonos en alto, los asistentes inmortalizan el momento.
OTROS SIGNOS. Las coronas de flores representan la vida y la renovación en esta tradición mexicana.
PRESENTE. El Día de Muertos también es un espacio de expresión contemporánea y social.
CATRINES. Con trajes elegantes, la muerte se viste de gala para recordar que forma parte de la vida.






















