El cepo, la materia que le queda pendiente al gobierno de Milei para el nuevo año

El fin de las restricciones cambiarias seguirá siendo gradual, pero si el Presidente consigue dólares en el FMI y la inflación sigue en descenso podría haber un acortamiento de plazos para cumplir esa meta.

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La bitácora oficial marca que, en el primer año de gestión, el presidente Javier Milei ha impulsado una transformación profunda de la economía argentina, logrando avances significativos en la lucha contra la inflación y el desorden fiscal. Con la implementación de un plan de estabilización basado en el déficit cero, emisión monetaria cero y un ajuste histórico del Estado, el país ha comenzado a experimentar una disminución sostenida de la inflación, destaca l reporte oficial. Estas medidas, junto con la aprobación de la Ley Bases, el RIGI y la desregulación de la economía, buscan impulsar el crecimiento genuino del país, atraer inversiones y generar empleo de calidad, posicionando a Argentina como un líder en libertad económica en la región. Así cierra este 2024. “Las estimaciones de alta frecuencia para diciembre presentan una dispersión elevada respecto del comportamiento de la inflación, que oscila entre el 2,2% y el 2,8%. Después de que noviembre incluyera un componente estacional del -1,2%, que se revirtió durante diciembre, nuestro pronóstico para la inflación general de este mes sería del 2,6%”, según el informe de Adcap Grupo Financiero.

Si se da este resultado, el Gobierno nacional reduciría el crawling peg (devaluación admistrada) al 1% a mediados de enero, con una nueva meta de inflación del 1,5%. El año podría terminar con un ritmo de devaluación del 0,5%, puntualiza el diagnóstico privado. Sin embargo, la pregunta es si las restricciones se levantarán para ese entonces, considerando que los funcionarios del Gobierno (incluido Milei) declararon que la Argentina tendría un tipo de cambio flotante después de levantar las restricciones cambiarias. Este es probablemente uno de los puntos clave de la negociación para un nuevo programa con el FMI. Sin embargo, se espera que las restricciones se levanten gradualmente.

Respecto del cepo, el gobierno ha comenzado a transmitir que si lograra fondos frescos en un nuevo acuerdo con el FMI, la fecha de salida no sería lejana. Pero esas negociaciones serán complejas (porque Argentina ya debe U$S44.000 millones de dólares) involucrando el diseño del régimen monetario-cambiario para el “día después” de la transición, plantea Jorge Vasconcelos, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral). Por eso, todavía no puede desecharse el escenario en el que el cepo persista hasta después de las elecciones.

Según el investigador, la gestión de Milei parece no haber abandonado la idea de la “dolarización endógena”, que acercaría a la Argentina al esquema de Panamá, y sería contraindicada para el FMI. “Sería mucho más apropiado avanzar hacia el modelo de Perú, bimonetario, pero menos rígido y consistente con una recuperación del rol de la moneda local para transacciones y créditos”, sugiere. Esta vía no está desechada, a juzgar por el anuncio oficial de seguir cobrando impuestos sólo en pesos.

“El régimen monetario-cambiario “definitivo” no atañe sólo a cuestiones financieras. Es clave también para guiar decisiones de producción e inversión destinadas a la exportación y/o la competencia con importados”, considera Vasconcelos. Los sectores involucrados son industria, agro, minería y pesca, y representan sólo el 25% del Producto Bruto Interno (PBI), una participación que debería expandirse para ser consistente con el bimonetarismo. Según el economista de la Fundación Mediterránea, el sendero de transición económica está lejos de los 100 metros llanos, es más bien una carrera de obstáculos, con vallas que incluyen las fechas electorales. Y la coyuntura se inscribe en ese contexto, con un arranque de 2025 en el que los cambios de política impulsados por Donald Trump tendrán impacto global, puntualiza. De hecho, el Banco Central de los Estados Unidos (FED) ya avisó que las tasas de interés pueden bajar más despacio, por el impacto inflacionario de políticas de comercio exterior y fiscal que eventualmente se apliquen desde el 20 de enero. “Son riesgos amplificados por la desestabilización de la macro de Brasil y el real ultradevaluado”, acota.

El gobierno argentino, por su parte, espera neutralizar parte de esos efectos adelantando un acuerdo con el FMI que inyecte fondos frescos al Banco Central (al parecer, se gestionan más de U$S20.000 millones). “El trámite es complejo, debido al elevado endeudamiento ya existente y las señales que trasciendan alimentarán conjeturas sobre la fecha de salida del cepo, y también sobre las características del nuevo régimen monetario-cambiario, un tema que debería estar en la agenda de negociaciones”, agrega el informe.

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