Sufrió una arritmia, empezó a hacer deporte para bajar de peso, ganó los 602K y ahora quiere cruzar el Río de La Plata

Juan José Sirimaldi, de 48 años, será uno de los nadadores tucumanos que realizará la travesía del Río de La Plata bajo el formato de postas de 14 kilómetros; estará acompañado por María Eugenia Farías y Daniel Diego Martínez Álvarez.

SUPERACIÓN. El triatleta Sirimaldi será uno de los tucumanos que intentará cruzar el Río de La Plata. SUPERACIÓN. El triatleta Sirimaldi será uno de los tucumanos que intentará cruzar el Río de La Plata. Foto de Inés Quinteros Orio/ LA GACETA

A Juan José Sirimaldi le apasionan los desafíos. El triatleta, de 48 años, disfruta de la adrenalina que producen los retos deportivos. “Ninguno tiene garantizado el éxito, y eso es un incentivo para lograrlo”, dice. Su palmarés habla por sí solo: fue campeón del Ultra Ironman 602K en la edición 2017, ganó el Ironman de Santiago del Estero en 2017 y fue el campeón santiagueño de Triatlón en las temporadas 2017 y 2018. El hombre disfruta a pleno de la combinación de ciclismo, natación y running. Ahora, el hombre se prepara para afrontar el desafío de aguas abiertas más grande de su historial: a mediados de marzo, intentará cruzar el Río de La Plata bajo la modalidad de postas, es decir, que realizará un trayecto de 14 kilómetros y compartirá la prueba junto a los tucumanos María Eugenia Farías y Diego Daniel Martínez Álvarez.

Sirimaldi cuenta que la idea del desafío surgió durante una conversación con Javier Figueroa, el nadador tucumano que realizará, de manera individual, el trayecto de 42 kilómetros que separa Colonia del Sacramento, en Uruguay, de Punta Lara, en Argentina. En un principio, la propuesta era que intentara completar todo el recorrido, pero desistió de esa posibilidad debido a la exigente preparación que este tipo de travesías requiere. “Veía muy difícil alcanzar los volúmenes de natación necesarios para cumplir con los 42 kilómetros. No es lo mismo nadar que correr, porque no te podés detener en cualquier lado. Si te frenás, te hundís en el río, y no hay manera de descansar. Solo bracear y bracear”, explica.

El triatleta, sin embargo, decidió sumarse a la aventura bajo la modalidad de postas de 14 kilómetros. Así, optó por encarar la preparación de la manera más completa posible: realiza sesiones de trote y ciclismo, y acumula un volumen semanal de 20 kilómetros nadados. Sirimaldi asegura que su objetivo es alcanzar los 30 kilómetros semanales antes del desafío. “El problema de este tipo de desafíos es que te aislás socialmente. Son muchas horas de entrenamiento”, indica, refiriéndose a los retos de ultradistancia. Incluso menciona que deberá dedicar más tiempo a las piletas de Central Córdoba para estar preparado para esta odisea. A eso se suma el cuidado alimenticio y los entrenamientos específicos para ganar resistencia.

Los inicios

El comienzo deportivo de Sirimaldi fue en 2008. Por entonces, el nadador se dedicaba exclusivamente a su emprendimiento gastronómico, una pizzería, y casi no tenía conexión con el atletismo ni la natación. De niño, tuvo un breve paso por el básquet y, en su adolescencia, jugó al rugby en Natación y Gimnasia. Sin embargo, ninguna de esas experiencias se ajustó a su estilo de vida y, como consecuencia, llegó a tener sobrepeso. “Pesaba 120 kilos. No podía hacer ningún deporte y era bastante incómodo, pero nada me motivaba”, comenta.

Un susto lo impulsó a cambiar su vida. “Un día, mi perra, una mastín, estaba por tener cachorros. Mi mujer se asustó y me dijo que la perra se estaba comiendo a sus crías”, relata. Tras correr varias cuadras hasta su casa, comprobó que solo limpiaba a las crías. Más tranquilo, se sentó, pero experimentó una arritmia. “Fue la primera vez que sentí que estaba a punto de morir. Ese fue el puntapié para bajar de peso”, señala.

Lo primero que hizo fue salir a caminar por la avenida Mate de Luna y luego extender el recorrido hasta la Primera Confitería, en Yerba Buena. “Bajé 30 kilos en tres años. Verme diferente y que la ropa me quedara suelta me motivó muchísimo”, dice.

Mientras mejoraba su resistencia, comenzó a practicar ciclismo. Esto lo llevó a intentar un triatlón: 1,5 kilómetros de natación, 40 de ciclismo y 10 de carrera. “No sabía nada del tema, pero un amigo me mostró un video de un padre que llevaba a su hijo con parálisis cerebral a competir en un Ironman. Me emocioné y decidí prepararme”, cuenta.

Aunque dominaba el ciclismo y el atletismo, la natación era un desafío. “Fui a la pileta de Tucumán de Gimnasia y apenas hice 100 metros. Me frustré, pero lo intenté de nuevo”, explica.

En 2011, compitió en el Triatlón de Piriápolis, en Uruguay. Aprendió a estudiar recorridos y a intensificar entrenamientos. “Ese año me desvié en el agua, pero igual llegué al podio. Desde entonces, estas competencias se volvieron una adicción”, opina.

Un año después, en el Triatlón de Concordia, conoció a Ever Morienda, un excombatiente de Malvinas que planeaba crear una competencia de ultradistancia: el Ironman 602k, con 10 kilómetros de natación, 500 de ciclismo y 92 de carrera. Sirimaldi fue invitado a la primera edición en Córdoba, pero no asistió porque coincidía con otra competencia en Brasil.

Los 602K

Sirimaldi debutó en la competencia en 2015. El atleta confiesa que tuvo un año de preparación, con el objetivo de completar el desafío. Finalmente, terminó segundo en la tabla general. “Fue mucho esfuerzo. No sé si lo haría de nuevo en esta etapa de mi vida”, admite. En 2017 redobló la apuesta y se fijó una meta diferente: ganar la competición. Su principal competidor era el santiagueño Ignacio Deffis.

La primera etapa de la competencia fue la natación. Sirimaldi terminó con una ventaja de 20 minutos sobre su rival. La segunda etapa, de ciclismo, fue clave. “Mi bici era un kiosco porque llevaba de todo. Me acuerdo de que hablé con ‘Nacho’ y le dije que su cargamento era poco para lo que teníamos que hacer. Somos amigos y le di ese consejo, pero él continuó con su plan de carrera”, cuenta. Al final de la segunda jornada, el tucumano había estirado la ventaja a 58 minutos. Con esa diferencia, solo debía mantenerse cerca en la etapa de atletismo para consagrarse ganador.

La definición estuvo repleta de suspenso. Aunque Sirimaldi contaba con una ventaja considerable, Deffis fue ampliamente superior en la última prueba y logró recortar 40 minutos. Sin embargo, no le alcanzó para vencer. “Llegué y me tiré en el césped porque estaba roto físicamente. Estos desafíos no son saludables y siempre tenés que estar acompañado por un grupo de especialistas”, advierte.

Sirimaldi está contento con todo lo que logró hasta ahora, aunque no del todo satisfecho. Todavía tiene hambre de nuevas experiencias, y el cruce del Río de la Plata será otro capítulo en su extensa historia.

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