¿Es posible un psicoanálisis por vía remota?

Por Alfredo Ygel para LA GACETA.

¿Es posible un psicoanálisis por vía remota?
09 Febrero 2025

La situación derivada por la pandemia determinó que la mayoría de los tratamientos psicoanalíticos pasaran del consultorio del psicoanalista a realizarse por vía remota a través de sesiones por celular, video llamadas, o distintos medios virtuales. Instalados ya en la pospandemia muchos de los análisis volvieron a las sesiones presenciales, otros se mantuvieron por vía remota y algunos tomaron una modalidad que alternaba lo virtual y lo presencial. Así, la práctica del psicoanálisis por vía remota se hizo habitual a partir de demandas de análisis desde diversas ciudades de un mismo país o desde distintos lugares del mundo, ampliando la posibilidad de sostener los análisis hasta entonces limitados a la proximidad geográfica. Más allá de las razones prácticas que hicieron necesaria la vía remota debemos interrogarnos si esta modalidad propicia el desarrollo de los análisis o bien presenta limitaciones para alcanzar los fines que se propone.

¿Cuál es el objetivo de un psicoanálisis y cuáles son las condiciones que hacen que este se realice de la buena manera? Sigmund Freud había planteado que un psicoanálisis logra que un sujeto recupere su capacidad de goce y trabajo. Jacques Lacan, su discípulo más genial, postuló que un análisis constituye “un sesgo práctico para sentirse mejor”. La travesía de un análisis lleva a que un sujeto que consulta a un analista logre a partir de su recorrido hacer algo con lo que le impide vivir una vida más satisfactoria. Alguien demanda a un psicoanalista acosado por síntomas, angustias e inhibiciones y devela en el curso de un análisis la verdad oculta en su trama liberándose de su sufrimiento. Estos descubrimientos los realiza acompañado por un psicoanalista que a partir de su escucha ayuda a develar el sentido enigmático de su padecimiento y el goce parasitario que anida en sus síntomas. Es con la presencia y el deseo del psicoanalista que el analizante hace su pasaje por la experiencia del análisis.

Presencia

Debemos diferenciar el encuentro presencial de los cuerpos en sesión, de la presencia del analista. Esta no se reduce a la presencia de nuestra persona. Un analizante relata cómo se sintió acompañado por su analista para abordar aquello que su deseo le señalaba, otro recuerda cómo nuestras palabras lo orientaron en una situación importante de su vida o alguien señala cómo nuestra presencia simbólica lo ayudó a transitar por una situación grave de su vida o realizar alguna importante elección. La presencia del analista va más allá de su presencia empírica por lo que decimos que hay presencia del analista en el encuentro tanto en la sesión en el consultorio como en la comunicación por intermedio del celular o un medio virtual

Lo que el psicoanálisis propone es sostener un dispositivo que posibilite que la palabra se siga diciendo. Lo que tanto Freud como Lacan nos enseñaron es que esto no es privativo del ámbito del consultorio. Lo que nos transmitieron es utilizar los recursos que disponemos para que un sujeto tenga la posibilidad de poner palabras a su sufrimiento. Y esto puede ser en las condiciones ideales del diván de un consultorio, pero también en la montaña, en un tren, como lo hizo Freud, o en los medios virtuales y pantallas que hoy la tecnología nos ofrece.

Ahora bien, ¿hay diferencia entre los análisis por vía remota de los que transitan en forma presencial?

Indudablemente hay diferencias. No es lo mismo un análisis vía remota que aquel que trascurre en la intimidad de un consultorio, allí donde una tenue luz y un silencio tranquilizador hacen de marco para que un analizante tendido en el diván y sustraído a la mirada del analista pueda decir aquello que se le ocurre sin poner barreras a lo que aparece en sus ocurrencias. El método de la asociación libre produce un decir en el que lo inconsciente se expresa a través de lapsus, chistes, actos fallidos o sueños. La escena del análisis se constituye también con elementos imaginarios que son parte de esta singular relación entre analizante y analista. El saludo, el estrecharse las manos, una voz envolvente, gestos y sonidos emitidos, la vivencia de angustia en los minutos previos a entrar a sesión o la conmoción del cuerpo a la salida forman parte de la escena del análisis. Esto queda excluido en la vía remota donde este ritual no está presente y el sujeto no logra hacer el corte con su vida cotidiana al tomar sus sesiones en el living de su casa, el dormitorio o en su oficina.

Límites de la virtualidad

Asimismo la experiencia de estos años de trabajo por medios virtuales mostró que el análisis mantiene su eficacia por vía remota posibilitando la prosecución de una cura, el levantamiento de síntomas y la modificación en la economía de goce. En la actualidad muchos de los análisis se sostienen a través del contacto virtual y en el devenir de estos análisis se registra una mayor presencia de la voz y la mirada propiciando un trabajo que muchas veces no se producía en lo presencial. Asimismo algunos analizantes revelan contenidos que se mantenían ocultos en las sesiones presenciales. Aún así debemos advertir los límites que la virtualidad presenta. Entre otros señalamos que esta eficacia remite al trabajo con pacientes adultos neuróticos cuya posibilidad de simbolización vía la palabra facilita la operación analítica. Esta modalidad presenta limitaciones en el trabajo con niños, y también con púberes y adolescentes. Al mismo tiempo los analistas que operan en el campo de la psicosis desaconsejan el uso del trabajo virtual con estos pacientes.

No se trata entonces del uso de los medios tecnológicos solo como utilidad práctica, o bien de ceder al confort del analizante. Se trata de abrir la posibilidad del despliegue de los significantes, de la apuesta a que la palabra se siga diciendo, sea a través de una pantalla o en el decir de un sujeto recostado en un diván. Lo que la práctica del análisis nos enseña es que un psicoanálisis no depende del artificio del consultorio, del diván, o del silencio apacible en la sesión donde transita una cura. 

Es verdad que estas son variantes que favorecen el trabajo analítico a partir de la invención freudiana, pero lo que los análisis en forma remota nos revelan es que es posible sostener en espacios virtuales un trabajo analítico en la medida que se mantienen las invariantes del análisis: la asociación libre, la atención flotante, la interpretación y la dirección en la transferencia. La presencialidad en los análisis se hace necesaria aunque es posible y eficaz tiempos de trabajo vía virtual que a mi entender permiten que los análisis puedan desarrollarse y, aún más, encontrar nuevos elementos a trabajar en los mismos. Asimismo considero improbable que un análisis desarrollado exclusivamente por vía remota pueda llegar a su final, allí cuando se produce la necesaria separación entre analizante y analista,

Se trata en cada artificio que inventamos de dar lugar a la palabra y al deseo promoviendo un efecto de verdad en el sujeto. Un análisis produce un saber y hacer, un acceso a la posibilidad de la creación, una herejía que le permita al sujeto hacer con lo que devino error en su anudamiento, un hacerse un nombre que va más allá del nombre que le dieron. Un análisis en su final nos coloca frente a lo irremediable y es allí donde el sujeto puede lograr un margen, una invención, que posibilite soportar lo imposible y hacer lo posible con eso irreductible que la existencia nos depara. Implica un saber hacer con el goce para la vida, un modo de gozar que atañe al cuerpo para alcanzar “un sesgo práctico para sentirse mejor”. Y es esto lo que se produce, algunas veces, en la experiencia de un análisis ya sea que los encuentros se produzcan en forma presencial en un consultorio o bien en las vías de una comunicación por vía remota.

© LA GACETA

Alfredo Ygel - Psicoanalista. Miembro del Grupo de Psicoanálisis de Tucumán. Director de la diplomatura en prácticas del psicoanálisis en instituciones de la Facultad de Psicología de la UNT. Este artículo es un extracto del texto presentado en el Congreso Internacional de Psicoanálisis de Convergencia, movimiento lacaniano por el psicoanálisis freudiano, en Barcelona, en 2023.

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