08 Septiembre 2013
PEDIDO. Una multitud se dio cita en el Vaticano. REUTERS
EL VATICANO.- El papa Francisco realizó un fervoroso llamado por la paz desde su discurso en la Plaza San Pedro, y afirmó que "la guerra tiene el lenguaje de la muerte", en el marco de la jornada de oración y ayuno convocada para realizar un llamado por la paz en Siria y evitar un ataque de potencias extranjeras.
"Seguimos alzando la mano contra quien es nuestro hermano. Nos dejamos guiar por los ídolos y nuestros intereses. Mientras perfeccionamos nuestras armas, nuestra conciencia se adormeció e hicimos sofisticados razonamientos para justificarnos como si fuera algo normal, y seguimos sembrando dolor y muerte", dijo el pontífice durante su sermón.
El Santo Padre sostuvo que la "violencia y la guerra sólo conllevan muerte y tienen el lenguaje de la muerte", durante la ceremonia religiosa. "Perdón, diálogo y reconciliación son las palabras de la paz", advirtió en su reflexión en la que apuntó que "la violencia no es el camino" para lograr la pacificación. Antes de miles de fieles convocados en la Plaza San Pedro, el Papa argentino exclamó: "Hemos perfeccionado nuestras armas pero nuestra conciencia se ha adormecido, hemos hecho más sutiles las razones para justificarnos, y como si fuese una cosa normal, seguimos sembrando destrucción, dolor, muerte". Embarcado en una cruzada para intentar evitar que el recrudecimiento de la violencia pueda derivar en una guerra de proporciones incontrolables, el domingo pasado, había retomado la célebre frase pronunciada ante la ONU por Pablo VI en 1964, en plena guerra de Vietnam: "Un grito se eleva con fuerza... es el grito de la paz, nunca más la guerra".
El miércoles, el Papa envío una carta al presidente ruso Vladimir Putin, anfitrión de la Cumbre del G-20, donde hizo un llamado al diálogo para "encontrar una solución que evite la inútil masacre a la que estamos asistiendo en Siria".
La Iglesia Católica está movilizada en todo el mundo en esta iniciativa papal: son 1.200 millones de fieles y 700 mil monjas a las cuales se les pidió oraciones especiales.
En tanto, los 28 ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) pidieron una "fuerte respuesta" al ataque con armas químicas del 21 de agosto en Siria, al considerar que hay "fuertes indicios" de que el régimen de Bashar Al Assad fue el responsable, señalaron en una declaración común adoptada en Vilna. Sin embargo, no respaldaron explícitamente una actuación militar y pidieron de forma indirecta a Estados Unidos que espere a la presentación del informe de los expertos de la ONU antes de decidir una eventual intervención. El acuerdo fue posible gracias al anuncio del presidente francés, François Hollande, de que no tomaría decisión alguna antes de ver el informe de los inspectores.
Los ministros esperan "lo antes posible" un informe provisional de los inspectores y "saludan la declaración de Hollande, de esperar ese informe antes de una posible actuación". El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, participó en las deliberaciones en busca de adhesiones a la iniciativa del presidente Barack Obama de llevar adelante un ataque misilístico a Siria, como respuesta al uso de las armas químicas. (Télam-especial)
"Seguimos alzando la mano contra quien es nuestro hermano. Nos dejamos guiar por los ídolos y nuestros intereses. Mientras perfeccionamos nuestras armas, nuestra conciencia se adormeció e hicimos sofisticados razonamientos para justificarnos como si fuera algo normal, y seguimos sembrando dolor y muerte", dijo el pontífice durante su sermón.
El Santo Padre sostuvo que la "violencia y la guerra sólo conllevan muerte y tienen el lenguaje de la muerte", durante la ceremonia religiosa. "Perdón, diálogo y reconciliación son las palabras de la paz", advirtió en su reflexión en la que apuntó que "la violencia no es el camino" para lograr la pacificación. Antes de miles de fieles convocados en la Plaza San Pedro, el Papa argentino exclamó: "Hemos perfeccionado nuestras armas pero nuestra conciencia se ha adormecido, hemos hecho más sutiles las razones para justificarnos, y como si fuese una cosa normal, seguimos sembrando destrucción, dolor, muerte". Embarcado en una cruzada para intentar evitar que el recrudecimiento de la violencia pueda derivar en una guerra de proporciones incontrolables, el domingo pasado, había retomado la célebre frase pronunciada ante la ONU por Pablo VI en 1964, en plena guerra de Vietnam: "Un grito se eleva con fuerza... es el grito de la paz, nunca más la guerra".
El miércoles, el Papa envío una carta al presidente ruso Vladimir Putin, anfitrión de la Cumbre del G-20, donde hizo un llamado al diálogo para "encontrar una solución que evite la inútil masacre a la que estamos asistiendo en Siria".
La Iglesia Católica está movilizada en todo el mundo en esta iniciativa papal: son 1.200 millones de fieles y 700 mil monjas a las cuales se les pidió oraciones especiales.
En tanto, los 28 ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) pidieron una "fuerte respuesta" al ataque con armas químicas del 21 de agosto en Siria, al considerar que hay "fuertes indicios" de que el régimen de Bashar Al Assad fue el responsable, señalaron en una declaración común adoptada en Vilna. Sin embargo, no respaldaron explícitamente una actuación militar y pidieron de forma indirecta a Estados Unidos que espere a la presentación del informe de los expertos de la ONU antes de decidir una eventual intervención. El acuerdo fue posible gracias al anuncio del presidente francés, François Hollande, de que no tomaría decisión alguna antes de ver el informe de los inspectores.
Los ministros esperan "lo antes posible" un informe provisional de los inspectores y "saludan la declaración de Hollande, de esperar ese informe antes de una posible actuación". El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, participó en las deliberaciones en busca de adhesiones a la iniciativa del presidente Barack Obama de llevar adelante un ataque misilístico a Siria, como respuesta al uso de las armas químicas. (Télam-especial)
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