El cine tucumano es puesto bajo la lupa de 24 miradas

“El espejo vivo” reúne textos de directores, críticos, actrices, productores, guionistas y académicos. “Hay más producción en lo que va del siglo XXI que en todo el XX”, afirma el compilador Fabián Soberón.

TAREA CUMPLIDA. Fabián Soberón convocó a distintos representantes del quehacer audiovisual para que aporten sus escritos a “El espejo vivo”. TAREA CUMPLIDA. Fabián Soberón convocó a distintos representantes del quehacer audiovisual para que aporten sus escritos a “El espejo vivo”.

En el campo artístico, muchas veces el hacer reemplaza la reflexión. La efervescencia y multiplicación de realizaciones audiovisuales en la provincia marca un tiempo sostenido de fuerte presencia y concreciones desde hace años, que ahora suma a ese universo el verse desde afuera para repensarse desde distintas ópticas y criterios, incluso en debate entre sí.

Esa misión es cumplida por “El espejo vivo. Cine contemporáneo en Tucumán”, un libro que puede considerarse iniciático en el mundo del pensamiento sobre esta materia, donde sólo las mesas paneles habían dado espacio al análisis. Su importancia excede la del registro ya que se abre al abismo de la discusión apasionada sobre temas tan sensibles como la existencia misma de un nuevo cine tucumano, la perspectiva de género, los lenguajes y sus modos de producción y muchos más en la firma de 24 autores (ver “Los capítulos...”) convocados por Fabián Soberón. La publicación será presentada esta tarde, a las 19, en la sa Hynes O’Connor (San Martín 251), con entrada gratis.

“Uno de los puntos de partida fue que se tratara de un libro colectivo: para eso convoqué a directores, críticos, guionistas, actrices, investigadores. Las opiniones de los 24 autores dan cuenta de las tensiones y de los conflictos en el campo audiovisual de Tucumán. En este sentido, el libro muestra una diversidad de puntos de vista sobre los ejes abordados. El desacuerdo, civil y racional, entre los agentes del campo es lo que tenemos para festejar y analizar”, afirma el compilador en diálogo con LA GACETA.

- Un espejo refleja algo, ¿qué es en esta oportunidad?

- Pensé en Stendhal, en la idea del espejo en el camino al proponer el título del libro. ¿Qué es el cine sino un espejo que esculpe el tiempo? Tarkovski lo ha dicho. El cine, esa gran máquina del capitalismo, nos permite ver la realidad atravesada por los filtros del sistema económico y cultural más imponente de los últimos siglos en Occidente. Vemos en el centro del “realismo capitalista” lo que el espejo muestra. Que no se malinterprete: un espejo no refleja de manera simple y directa lo que muestra. Un espejo refleja lo que los espectadores pueden ver o lo que la situación económica y cultural ayuda a ver o impide ver. Entonces, el cine es un espejo vivo, un espejo móvil, un espejo que nos permite ver lo que sucede en el camino de la vida del realismo capitalista, según los ojos del crítico Mark Fisher.

- Y lo vivo habla de algo en movimiento y evolución, ¿hacia dónde?

- El cine está jaqueado en el presente. Uno de los embates es la impulsiva y devoradora industria de las series de televisión. ¿Hacia dónde nos lleva esto? Ahí tenemos, al menos, dos bibliotecas. Una postura sostiene que las series son el mal del cine, las series hacen el mal con pasión, diría Sarmiento (en la inversión de “sin pasión”). Esta es la posición de Lucrecia Martel, por ejemplo. Es decir, el cine es uno de los productos claves de la modernidad occidental, el aparato tecnológico y reflexivo por antonomasia. En su sentido de modernidad, expone los adelantos y las taras del capitalismo: el cine es superior estéticamente a las series ya que no es sólo entretenimiento y trabaja con patrones audiovisuales que protegen las innovaciones estéticas y la división de estilos y géneros, documental y ficción, arte e industria. El cine ayuda a mejorar el modo óptico perceptual de relacionarnos con el mundo y produce arte a partir de la captación de la realidad. Por otro lado, tenemos una posición distinta: las series van a transformar al cine, lo van a convertir en otra cosa. Esta conversión empezó antes con el surgimiento de la tecnología digital. Con este invento, el cine dejó de ser cine y se convirtió en otra cosa, en post cine. Esta es la posición más benévola y menos apocalíptica de Arlindo Machado, entre otros.

- ¿Cuáles son las fuerzas que están traccionando el cine tucumano (y regional) actual?

- Lo primero que puedo decir es que hay más producción en lo que va del siglo XXI que en todo el siglo XX. Este dato nos hace pensar en cuáles fueron los factores que contribuyeron a que esto ocurra. Por otro lado, puedo decir que no hay homogeneidad estética en la producción audiovisual de Tucumán y del NOA. Yo prefiero hablar de zona y no de región. Saer propone la idea de zona; dice que un escritor (aquí podríamos pensar en un director o en un equipo de realización) se autoconstriñe cuando se define como regional porque se limita a tratar asuntos de la región en sus obras. Entonces, en la zona NOA no hay homogeneidad estética pero sí se pueden ver diferentes tipos de producción. Yo distingo tres: producción independiente, en tanto cortos o mediometrajes realizados con bajo presupuesto por opción o por haber quedado fuera de los concursos del Incaa; producción intermedia de películas financiadas por el Incaa con un presupuesto promedio; y peliculas de producción internacional, realizadas de acuerdo a los estándares de producción industrial y con los beneficios de la coproducción internacional en el presupuesto y en las etapas de revisión del material. Ejemplos son “El motoarrebatador” o “Planta permanente”. Estas tres modalidades de producción se ven reflejadas en las propuestas narrativas y en los planteos estéticos.

- ¿Hay líneas en común entre los autores convocados para escribir? ¿La selección fue tuya y sobre qué parámetros?

- “El espejo vivo” reúne las columnas de opinión de 24 referentes del cine tucumano sobre diferentes cuestiones ligadas a la contemporaneidad: ¿es pertinente usar la etiqueta nuevo cine tucumano si no hubo un fuerte cine pretérito? ¿Qué relación hay entre el presente cinematográfico y el pasado? ¿Qué lugar tiene el cine de género (policial, ciencia ficción, terror, etcétera) en el presente? El motor de este libro fue poner en el debate la contemporaneidad cinematográfica de la provincia, con las dificultades que eso implica. “Contemporáneo es aquel que tiene fija la mirada en su tiempo, para percibir no las luces, sino la oscuridad”, escribe Giorgio Agamben. ¿Cómo hacer para ver en la oscuridad? ¿Cómo indagar en los intersticios del presente para ver a través de una rendija el fluir de la vida?

- ¿La Escuela Universitaria de Cine, Video y TV de la UNT está repensándose a una década de existencia?

- Es una de las instituciones que ha posibilitado la existencia del incipiente campo audiovisual de la provincia. Es un campo que antes no existía porque no había agentes que participaran. Desde aproximadamente 2012 el flujo de producción creció de forma sostenida. Esto no significa que no haya problemas en la financiación. Al contrario, se podría decir que el cine de Tucumán se hace con esfuerzo y con un alto índice de producción independiente. Pero la formación que provee la Escuela de Cine de la UNT, la profesionalización en las áreas técnicas, el surgimiento de productoras, el apoyo del Estado nacional y provincial en la realización de proyectos ha contribuido de forma directa con el despegue del cine tucumano. En este sentido, es para celebrar que tengamos un espejo vivo, un cine que muestra las complejidades de la zona norte. Y quisiera agregar que, en forma paralela y simultánea, han surgido en los últimos 10 años 15 editoriales en Tucumán. No deja de ser curioso que estemos ante una especie de primavera editorial en el medio de una crisis económica nacional. “El espejo vivo” es el primer libro que se publica sobre el cine contemporáneo (2012-2021) y forma parte de esta bienvenida efervescencia.

Los capítulos y sus autores

El panorama expresado en el sumario de “El espejo vivo” expresa una amplia reunión de saberes y pensamientos que, antes de ser un único corpus, debaten entre sí desde distintas miradas. Los temas abordados por los autores son: “La animación en el nuevo cine tucumano”, de Mariana Kylver; “Toda historia es memoria audiovisual y emocional”, Sergio Olivera; “Sin etiquetas”, Pedro Gómez; “Abrir puertas y miradas”, Bernabé Quiroga”; “Work in Progress”, Pedro Ponce; “El Nuevo Cine Tucumano”, Liliana Juárez; “La unión hace a la fuerza”, Franco Mirra; “El Nuevo Cine Tucumano, un retroactivo”, Verónica Quiroga”; “El rol de las instituciones en el Nuevo Cine Tucumano”, Belina Zavadisca; “Seamos futuro que lo nuevo llega solo”, Benjamín Ávila; “Etiqueta”, Juan Carlos Veiga; “Viejo o nuevo, nuestro cine siempre estará allí”, Lucas García Melo; “Nuevo Cine de Género: el problema con las etiquetas”, Bonzo Villegas; “¿Piensa el Nuevo Cine Tucumano en la perspectiva de género?”, Antonella Cardozo; “Cine Tucumano”, Agustín Toscano; “Una larga tradición cinéfila”, Adriana Chaya; “¿Nuevo Cine Tucumano?”, Ezequiel Radusky; “Documentales tucumanos y archivos poéticos de la región”, María Laura de Arriba; “La invención de la novedad”, Paula Storni; “Las letras tucumanas piden pista”, Guillermo Monti; “Presente y pasado del audiovisual tucumano”, Germán Azcoaga; “Del cine tucumano y otras yerbas”, Bernardo Vides Almonacid; “Cine en Tucumán. Formación y mixtura de lenguajes”, Víctor Martínez y “Argentina le tiene miedo al miedo”, Pablo Schembri.

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