El escándalo de $LIBRA y la “nube tóxica” que amenaza a la gestión de Javier Milei

El politólogo Sergio Berensztein considera que este “error” presidencial es una oportunidad para reformular la institucionalidad de la comunicación oficial.

  Javier Milei junto a Julian Peh, CEO de KIP Protocol. Javier Milei junto a Julian Peh, CEO de KIP Protocol.

El escenario: un caso en el que la mayoría de los ciudadanos no entiende qué sucede en el mundo cripto

La gestión del presidente Javier Milei atraviesa una de las peores crisis políticas e institucionales desde que el economista liberal asumió la conducción de la Argentina, el 10 de diciembre de 2023. El “Criptogate” no solo golpeó la imagen de Milei, sino que también impactó en la percepción general sobre las criptomonedas. Según un estudio realizado por Monitor Digital, las menciones a estos activos en redes crecieron 225%, superando las 300.000 interacciones en lo que va de febrero, cuando en meses anteriores no llegaban a las 100.000. El analista Sergio Berensztein afirma que el “caso $Libra” es muy complejo para la opinión pública porque, en promedio, son muy pocos los que conocen cómo funciona un Blockchain (una tecnología que permite registrar y compartir transacciones de forma digital, transparente y segura) y, en general, el mundo de las criptomonedas. “A lo sumo, la mayoría de la sociedad se familiarizó con el Bitcoin, pero ese sistema no tiene nada que ver con este caso, que responde a un esquema denominado “shitcoin” (una moneda digital de bajo valor y con demasiado riesgo para quien invierte en ella)”, afirma el consultor en una charla con LA GACETA. A partir de entonces, considera, “es necesario esperar cómo deriva la cuestión y, de seguir escalando, cómo se expande la nube tóxica en un tema tan críptico”. Berensztein agrega que, ante todo, la prudencia es el mejor camino en medio de tanta turbulencia porque, antes, hay que establecer si efectivamente Milei se enfrenta a un caso penal, que será determinado por el trabajo de la justicia. El politólogo describió las tres dimensiones en la que se mueve el escándalo de la criptomoneda. Además del judicial, también hay cuestiones que se vinculan a lo institucional y a lo comunicacional dentro del Gobierno.

Lo institucional: la personalización del mensaje y el verticalismo de la gestión

El verticalismo es un sello distintivo de la gestión presidencial de Javier Milei. Nada se hace sin su consentimiento. Nada se dice sin su aprobación. Así, la política, en general, y los ministros y el resto del funcionariado, en particular, han quedado expuestos a la motosierra libertaria o a la “guillotina” mileísta. El “criptoescándalo” expuso más de la cuenta al jefe de Estado, puntualiza Berensztein porque, según su criterio, el Presidente comunica directamente desde su cuenta en la red “X” y eso, en el pasado, ya le trajo varios dolores de cabeza, pero no con tanta densidad como la actual, porque dañó de a poco su veracidad con datos de “fake news”. “En esto cabe una responsabilidad política e institucional, ya que Milei no es un panelista de TV, ni un diputado nacional más, sino el Presidente de la Nación”, argumenta. Y se pregunta: con todo este terremoto que se armó, ¿puede estar personalmente a cargo de la comunicación? Exponerse de esa manera a los errores naturalmente dañan la institucional de un hombre de Estado que gobierna un país. “Si no es él mismo, alguien debe aconsejarlo en el sentido de conversar la institucional porque dejó de ser una personalidad más; se trata del Presidente de la Nación Argentina y eso es necesario dimensionarlo”, remarca.  

Lo comunicacional: las advertencias del entorno y el mensaje hacia la sociedad

El escándalo de la criptomoneda le ha mostrado a Milei la necesidad de asumir, en un rol más activo, la presidencialidad en todos los ámbitos y cuidar un aspecto fundamental para el triunfo electoral de 2023: la comunicación pública y, particularmente, en las redes sociales. “Como dije anteriormente, el Presidente no puede llevar por sí el control y la gestión de sus propias redes, sino que debe delegar y confiar más en un equipo especializado para cuidar el mensaje, indica el analista. Berensztein, además, puntualiza que también deben accionar los servicios de inteligencia, “con el fin de asesorarlo para que no cometa este tipo de errores”. Más aún, expresa que, tomando en consideración sus actos, el entorno resulta clave para cuidar la imagen, el mensaje y la institucionalidad presidencial. “Ese entorno se vincula con los actores de este tipo de industria. No se trata de generalizar y de exponer al Presidente a este tipo de asociaciones, mucho menos sacarse fotos”, enumera. Berensztein, asimismo, considera indispensable que el Gobierno les permita a los sectores especializados del Estado a reformular la política comunicacional y protocolar. “Hay funcionarios de carrera preparados para establecer los procedimientos que debe cumplir un jefe de Estado, que dista mucho de la conducta y del accionar que pudo haber tenido el propio Milei en su rol de economista o de candidato presidencial”, explica. Por estas cuestiones, acota, el mandatario nacional  debe revisar más la agenda y las reuniones, además de analizar, con detenimiento, con quiénes se asocia y para qué se reúne con esa o esas personas. En este sentido, hay una persona determinante desde el punto de vista institucional, primero, y, luego, desde la perspectiva personal: la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.

Lo jurídico: un error, ¿una oportunidad en medio de la crisis política?

Más allá de que los asesores jurídicos indiquen que el Presidente de la Nación sólo cometió un error y que no hubo dolo ni intención de estafar a nadie, la difusión de su mensaje ha causado una serie de consecuencias en el mercado con alto impacto no sólo en la Argentina, sino también en el exterior. De hecho, además de las acciones judiciales presentadas en el territorio nacional, Javier Milei enfrenta reclamos de inversores de alto riesgo que consideraron que la recomendación del economista libertario les causó un daño patrimonial. “Esto será una oportunidad en la crisis si es que se demuestra que el Presidente de la Nación cometió un error (al publicitar en sus cuentas en redes sociales a una criptomoneda) y nada más”, afirma Berensztein. Desde su punto de vista, esto implicaría un salto de calidad en la comunicación, en la medida que se tomen las acciones correctivas para no volver a cometer los mismos errores y no se vincula con actores del sector privado que no tengan una trayectoria abierta de cara a la opinión pública. “Puede llegar a convertirse en una crisis de crecimiento, pero, por el contrario, si se enoja permanentemente con los que pretenden sacar ventajas políticas, la situación seguirá escalando más allá de los efectos reales”, subraya. El consultor, a su vez, acota que Milei no tendrá otro camino que afrontar los pedidos de juicio político y los pedidos de informes sobre este y otros casos en medio de un año electoral. “Esto puede ser aquello que llamo nube tóxica y perjudicar no sólo su imagen, sino también toda su gestión. Pero no hay que perder de vistas las consecuencias judiciales porque muchas de las causas se tramitarán en el exterior”, fundamenta. Sucede que los inversores de este tipo de monedas digitales de alta volatilidad y bajo valor (“shitcoins”) tienen una gimnasia y una sofisticación que se da en otros países; no tanto en la Argentina, con la creación de cuentas especiales. “Se está disparando una cantidad de demandas fuera de la Argentina que nadie sabe cómo se desarrollará todo este proceso. Así, son difíciles de controlar desde el punto de vista jurídico, mucho más desde lo comunicacional”, finaliza Berensztein.

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