Reflexiones sobre la literatura y algunos de sus protagonistas

Ensayos que conforman un banquete para el lector. Por Walter Vargas para LA GACETA.

02 Noviembre 2025

COMPILACIÓN: ACTOS DE PRESENCIA (DISERTACIONES 1989/2021) / CÉSAR AIRA - (Random House – Buenos Aires)

El luso José Saramago estuvo veinte años sin escribir y cuando fue consultado por el qué, respondió ajeno a eufemismos: “Sencillamente no tenía nada que decir y cuando no se tiene algo que decir mejor es callar”.

César Aira (Coronel Pringles, 1949) representa todo lo contrario de lo que allá lejos y hace tiempo pasó con Saramago: siempre tiene algo que decir y por ende se pasa la vida en el frenesí de escribir, escribir, escribir, y después, escribir. Con trazo fino y una singular manera de pergeñar historias o devenir hermeneuta de las historias de otros.

Tanto, pero tanto ha escrito este bonaerense aporteñado (desde 1967 vive en la Capital Federal), y tanto con pericia y belleza que amén de disponer de su propia biblioteca en Random House, es un sempiterno candidato al Premio Nobel. Conste: este humilde cronista descree de que los premios hagan del premiado alguien mejor de lo que es y del que no es premiado alguien menos bueno de lo que es. Escrito esto, no cualquiera integra el borrador de los escudriñadores de Oslo.

Actos de Presencia (Disertaciones, 1989/2021), supone, sin más, una obra de colección, de la cual extraer tres o cuatro ponencias que destaquen jamás eludirá un acto de omisiones e injusticias.

Pero en tren de colocar de forma delicada la mano en la mesa del banquete, bien pueden ser degustadas con fruición la semblanza de Norah Lange, la juventud de Rubén Darío y sus elucidaciones acerca de lo que titula “La escritura manuscrita”. Aquí, en estos pensamientos en particular, asistimos a un Aira químicamente puro. El que recorre el espinel, afirma, duda, pone puntos suspensivos y sigue. El que derrama su erudición con una especie de sobreentendida humildad, que en el cúmulo de alucinaciones sólo abandona de forma fugaz cuando arroja una bolsa de cal sobre los cuentos. “Una plaga los cuentos, lo único peor son los decálogos de cómo escribir cuentos”.

Acaso, pensándolo mejor, no sea otra cosa que un haz de ironía en el infinito. Que a César Aira la ironía le va muy bien, diría un español.

El punto cúlmine de este libro para exigentes no es el de cierre, sino tal vez el que contempla que sin pasión, sin precipitación, sin la lisa y llana estupidez (sic), no habría realismo. Si es que queremos, enfatiza, dar por nombre realismo a un juego artístico que se completa al complementarse con lo más razonable y cartesiano de nosotros. Los lectores.

©LA GACETA

PERFIL

César Aira es autor de una obra publicada profusamente en Hispanoamérica, ampliamente galardonada con premios como el Roger Caillois y el Formentor, entre otros, y traducida a más de veinte idiomas. Dentro de más de u centenar de títulos, pueden mencionarse Ema, la cautiva; Cómo me hice monja; Cumpleaños; El mago y Las noches de Flores.

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