El 26 de octubre debimos asistir una vez más a las urnas. Entonces, nuestra frágil, pero resiliente democracia se vistió con sus mejores galas para recibir a sus ciudadanos; siempre ávidos de comicios que les permitan expresar su voluntad política. Esta vez, fue para refrescar a 24 senadores y 127 diputados nacionales.
Las consignas
Como antesala de las elecciones, tuvimos el gusto de asistir a debates televisados. En el caso de Tucumán, LA GACETA organizó “Tucumán debate” con la brillante conducción de Federico van Mameren y Carolina Servetto.
Cabe destacar que los principales candidatos de las listas se dieron cita, aunque para repetir consignas desgastadas; pero que aún sirven a ojos de asesores políticos, sean estos de derechas recalcitrantes o de izquierdas perseguidoras de revoluciones altisonantes. Todo el espectro medio también jugó el mismo juego.
Nuevas versiones de Braden o Perón, que cambiaron al primero por el actual secretario del tesoro norteamericano Scott Bessent abundaron en redes sociales y otros medios digitales. Consignas que buscan la creación de un Estado Palestino o slogans de campaña aptos para elecciones ejecutivas, tuvieron el beneplácito de los candidatos que los subieron al debate en calidad de polizones.
Tampoco faltaron chicanas de todo tipo entre nuestros honorables candidatos y acusaciones que más que alentar la visita de las urnas, tienden a horrorizar al ciudadano promedio que teme verse involucrado en calidad de cómplice de los delitos que se reparten a viva voz en el viciado y falaz arte de los debates actuales.
El tren del progreso
Hoy más que nunca podemos preguntarnos hacia dónde nos lleva el divino tren del progreso. Muchos parecen subirse sin preguntar siquiera acerca de sus estaciones intermedias. Sobre todo, seduce la velocidad en la que se mueve este vehículo social. Asunto que recalcan quienes venden sus tickets, los políticos vendedores de ilusiones; quizá la única mercadería en stock permanente elección tras elección.
Mucho antes, en tiempos predigitales, la idea de progreso insinuaba mejoras en la vida colectiva, avances en la autonomía personal sin daños a terceros. Hoy parece que el avance requiere de un combustible fósil sintetizado por cuerpos humanos en tiempo real.
¡Resiste democracia, que el pueblo irá a salvarte!
Sabemos que la democracia no es un sistema perfecto, pero es lo mejor que tenemos de momento.
Podríamos sospechar que en un futuro no muy lejano, las democracias occidentales seguirán los pasos del gobierno albanés, que en septiembre de 2025 nombró a Diella, una inteligencia artificial, como ministra de contrataciones públicas para combatir la corrupción.
Si usted es un lector atento, ya estará imaginando lo que haremos en estas latitudes con estos artificios tecnológicos. Si aún está confundido y no sabe muy bien qué pensar, lo invito a sustituir la palabra “humanos” del título de este artículo por la de su candidato preferido.
© LA GACETA
Fabián Gautero - Psicólogo, filósofo y escritor. Fab22.gaut@gmail.com













