Carlos Páez de la Torre (h), una visión nostálgica de la historia

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Carlos Páez de la Torre (h), una visión nostálgica de la historia
27 Marzo 2025

Por Marcela Vignoli

Historiadora - Especial para LA GACETA

Como egresada de la carrera de Historia, dedicada a la historia cultural y política de Tucumán, seguía a Carlos Páez de la Torre en su columna “Apenas ayer” y otras notas de difusión que publicaba LA GACETA casi diariamente, en las que escribía sobre lo que la historiografía denominó “historia de la vida cotidiana”, combinándola con pinceladas sobre grandes acontecimientos políticos y referencias a algunos tucumanos ilustres.

Mucho me gustaron entonces las notas sobre la  biblioteca y círculo de lectura de Salvador Alberdi (padre de Juan B. Alberdi) de comienzos del siglo XIX; las representaciones teatrales durante el gobierno de Alejandro Heredia y las duras reglamentaciones de los festejos del carnaval bajo la gestión de Celedonio Gutiérrez, por nombrar algunos episodios escritos con una inocultable nostalgia por el pasado. Esa pequeña columna, siempre publicada a un costado de página, era tan corta como atrapante, facilitando con gran poder de síntesis y buena pluma la divulgación de la historia tucumana entre el gran público. Algo que, sin duda, generó un vacío en LA GACETA que hasta el momento no se ha podido llenar.

Nos conocimos personalmente cuando estaba investigando sobre los orígenes de la Sociedad Sarmiento para mi tesis doctoral, alrededor de 2009. Había presentado un artículo en un evento académico sobre las peregrinaciones patrióticas de la juventud a la Casa Histórica, que los jóvenes de “la Sarmiento” organizaron desde la década de 1890. El paper llegó a sus manos y llamaron su atención algunas de mis fuentes, que él desconocía. A partir de ese momento comenzó un intercambio de fuentes por medio de sobres que nos cruzábamos vía las recepcionistas de LA GACETA.

En tres ocasiones lo visité en su oficina, donde me mostró fotografías -la más espeluznante fue una tomada durante la exhumación del cadáver de Alberdi- y postales que, junto a libros y documentos, atesoraba celosamente desde hacía décadas. En otras oportunidades nos encontramos a discutir temas puntuales de interés común. Mi investigación sobre Lola Mora fue uno de los temas tratados en esos encuentros.

Pero creo que el intercambio intelectual más importante que tuvimos fue sobre su vida pública. Una entrevista que me concedió por e-mail cuando yo estaba escribiendo el último capítulo del libro sobre la cultura en Tucumán que formó parte de la Colección de Historias Temáticas que publicó el gobierno de la Provincia, en el que se recuperaban diferentes experiencias de artistas tucumanos durante la última dictadura. Sus respuestas desarrollan de manera exhaustiva y compleja, a través de 13 páginas, la autovaloración de su gestión al frente de la Dirección General de Cultura de la Provincia de Tucumán entre 1977 y 1983. Este documento sirvió de insumo para ese capítulo, contrastado con otros testimonios. Tengo entendido que fue la única entrevista en la que hizo referencia a su experiencia como funcionario del Estado en esos momentos tan trágicos de la historia de Tucumán  y la Argentina.

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