La inflación no le da tregua a Tucumán

Sólo en marzo, los alimentos se reajustaron un 10,6% en la provincia. El índice de precios fue el más alto en dos décadas.

La inflación no le da tregua a Tucumán

Y llovió. Torrencialmente. Una tormenta de aumentos desnudó la inflación más alta en décadas. El ministro de Economía, Martín Guzmán, abrió el paraguas al decir que la tasa de marzo iba a ser superior al 6%. Y lo fue. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) trepó al 6,7% en el Gran Buenos Aires (referencia nacional para determinar otros valores), según difundió el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Fue la más alta en dos décadas. La escalada de precios del mes pasado superó todas las mediciones desde abril de 2002 cuando a la salida de la convertibilidad se había producido un pico de 10,2% en abril de 2002. Incluso equiparó el pico de 6,7% que había dado el IPC Congreso en abril de 2016 cuando aún el Indec estaba en período de normalización.

Tucumán no se quedó atrás. La inflación fue más elevada en marzo que la nacional, con una tasa del 7,53%, de acuerdo con los datos difundidos por la Dirección de Estadística de la Provincia. El aumento de precios no le dio tregua al bolsillo de los tucumanos. Sólo en un mes, el valor promedio de los alimentos han registrado subas del 10,6%, con un reajuste tarifario que rozó el 8% y con los aumentos estacionales de inicio de clases que trepó casi 6%. Incluso en el transcurso del primer mes del ciclo lectivo, varios colegios privados comunicaron a los padres que debían aplicar otro aumento en la cuota por efecto de las paritarias.

“La inflación de alimentos en la Argentina es elevada en los últimos tres períodos presidenciales pero a pesar del programas oficiales de contención de precios en las categorías básicas en todos los casos han aumentan por encima del nivel de inflación promedio de cada período. Esto demuestra que la inflación no se puede contener sino se abordan sus causas de origen fiscal y monetario que ha sido lo único no abordado en el mismo período de tiempo por ninguno de los tres gobiernos”, explica Damián Di Pace, director de Focus Market.

Como dato de referencia, la consultora privada ha expuesto una inflación histórica a través de una Canasta de Cortes de Carne. En ese ejercicio económico, encontró, por ejemplo, que el asado es el corte que mas subió en el período de gestión del presidente Alberto Fernández con un 235%; le siguen la nalga con un 219,2% y la carne picada con un 218,4%. Entre diciembre de 2011 y marzo de 2014, durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, el kilo de asado se reajustó un 54%, la carne picada un 26% y la nalga un 64%. Desde diciembre de 2015 a marzo de 2018, durante la administración de Mauricio Macri, el asado se reajustó un 37%, la nalga un 44% y el kilo de carne picada un 26%, según Focus Market.

Un reciente informe elaborado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) explica que uno de cada cuatro pesos que se paga en el valor final de la carne corresponde a impuestos. “En momentos donde la inflación se acelera se tiende a discutir los precios, la cadena y los costos, pero en realidad el problema no es de un precio en particular, sino del peso en sí mismo. Nuestra moneda pierde valor de compra, el problema es mucho más amplio”, señalan los economistas de FADA, que definen tres puntos para explicarlo:

• La Argentina tiene un profundo déficit fiscal.

• Todo esto se financia emitiendo pesos.

• En ese escenario económico del país se suma la falta de confianza, que se traduce en pesos que cada vez valen menos. “Eso es la inflación”, fundamenta.

Según los economistas de la Fundación Mediterránea Jorge Vasconcelos y Mariano Devita, la aceleración inflacionaria aviva el debate acerca de qué hacer. La opción de convivir con la inflación y seguir acentuando la distorsión de precios relativos con controles más estrictos es un enfoque muy riesgoso, porque en el actual andarivel de suba mensual de precios los escenarios tipo “Rodrigazo” no pueden ser desechados, advierten.

Los expertos acotan que combatir la inflación en base a un enfoque gradualista, apuntando a una escalera descendente de las tasas anuales en años sucesivos puede ser factible con guarismos en torno al 20% anual. “Pero, cuando la suba de precios se instala en torno al 60% anual, el camino gradualista no parece recomendable para un país de creciente indexación de variables como es la Argentina”, indican.

Las reformas y ajustes que se deben hacer para implementar la dolarización, otra opción, son las mismas que se necesitan para bajar la inflación, pero sin perder la autonomía monetaria. “Dadas las reservas propias del BCRA, implementar una dolarización de jure implica una muy fuerte devaluación previa para canjear las pocas divisas existentes por todos los pasivos monetarios del Central”, señalan. El riesgo, en este caso, es aumentar la tasa de pobreza, que hoy agobia al 40% de los argentinos.

Aumento de tasas: velada crítica del Banco Central a Guzmán

En medio de la escalada de precios, el Banco Central (BCRA) elevó ayer la tasa de referencia 250 puntos a 47%. Esta fue la segunda suba en menos de un mes dado que la anterior se había producido el 22 de marzo cuando la ajustó desde el 42,5% vigente a ese momento. La entidad que preside Miguel Pesce, advirtió que se necesitan de “medidas complementarias” vinculadas a la política económica a cargo del ministro, Martín Guzmán.

Qué medidas sugirió el BCRA

“La suba de tasas es condición necesaria pero, por sí sola, no suficiente para reducir la inflación”, indicó el Banco Central. Y, entre otras, mencionó:

La consolidación de la estabilidad cambiaria, a través de un proceso de acumulación de reservas.

Una brecha cambiaria descendente en los llamados dólares financieros.

Un perfil de vencimientos externos compatible con el equilibrio externo y el crecimiento de la economía.
n La reducción del déficit fiscal, que requerirá de menor financiamiento monetario. Acuerdos de precios y salarios que buscan proteger los ingresos reales de la población.

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