¿Cómo sobrevivir a un país devaluado?

No hay anclas; no hay precios de referencia; las opciones de cobertura son escasas frente a un escenario todavía de incertidumbre hasta tanto opere el plan de ajuste que quiere instrumentar el presidente Javier Milei. La sociedad sigue angustiada porque la inflación sigue comiéndose el ingreso y los empresarios no saben hasta dónde caerán sus ventas.

¿Cómo sobrevivir a un país devaluado?

1-. ¿Conviene comprar dólares para preservar el capital?

Los analistas consultados por LA GACETA coinciden en que el refugio del capital en la moneda estadounidense siempre será la alternativa de los argentinos, independientemente de la volatilidad de su valor en el mercado y de las cotizaciones de las variantes a disposición del público. Los futuros del dólar recalibraron sus tipos de cambio implícitos y esperan un “crawling peg” (corrección gradual del precio) mayor al 2% anunciado por el Gobierno. Según Ecolatina,  los contratos a enero, febrero y marzo (los más significativos en cuanto a volumen luego de diciembre) reflejan una devaluación promedio implícita superior al 9%, por encima del 2% anunciado por las autoridades.

2-. ¿Qué riesgos se me presentan si utilizo la tarjeta de crédito?

Con respecto al financiamiento con tarjeta de crédito, todavía es conveniente la posibilidad de los tres pagos, que según el comercio es sin interés.  Con una tasa de inflación que será muy elevada, lo que se compra hoy se paga más que ayer  pero menos que mañana, indica el consultor Eduardo Robinson. Generalmente, tanto en crisis como en momentos de tranquilidad, usar el dinero “plástico” tiene sus riesgos y sus costos por la tasa de interés que ponen las emisoras. En tiempos inflacionarios, la deuda con la tarjeta puede crecer a mayor ritmo, con lo que termina convirtiéndose en una bola de nieve. Y eso genera otra consecuencia: el pago del monto mínimo, que equivale al 5% o 10% de la deuda a vencer en el resumen. Esto va acumulando compromisos hasta que, en última instancia, el usuario termina sometiéndose a la refinanciación.

3-. ¿Qué hago si tengo un plazo fijo o quiero usar esta herramienta?

Como el Banco Central, decidió no subir la tasa de interés para los plazos fijos, el rendimiento de estas colocaciones estará por debajo de la inflación. “Se perderá, pero entre mantener el plazo fijo o el dinero sin rendimiento se optaría por no perder por goleada”, afirma el economista Eduardo Robinson. Por su parte, el analista económico Salvador Di Stefano explica, por su parte: “la inflación para todo 2024 podría ubicarse en el 224,4% anual. Si comparamos este guarismo con la tasa de interés de plazo fijo que se ubica en el 133% anual, y cuya tasa efectiva es del 253% anual parecería que el plazo fijo no es una mala opción, si lo mantienes durante 12 meses y reinviertes el interés.

4-. ¿Stockeo de mercadería o compras inteligentes?

Con una inflación muy elevada, lo que se compra hoy se paga más que ayer,  pero menos que mañana. Ahora hay que relativizar el comportamiento estoqueador, por la dinámica que tendrá la inflación, plantea el economista Eduardo Robinson. Con niveles de inflación superiores al 25% proyectados para esta primera etapa del programa y con salarios que van a quedar muy rezagados, predomina el criterio de compras inteligentes, acota. Es decir, comprar lo estrictamente necesario, prescindir de ciertos bienes que no son inmediatos. Luego de este efecto resorte que tiene el sistema de precios, la inflación debería desacelerarse. Porque también habrá más oferta de bienes y servicios, puntualiza el consultor.

5-. ¿Cómo es una “economía de guerra”?

Con el kilo de carne rozando los $ 10.000, con una gaseosa de primera marca en $ 2.000 los dos litros y cuarto y con las frutas de estación por las nubes, el poder adquisitivo del salario sintió con fuerza el impacto de la devaluación brusca y de la remarcación posterior. Con este estado de situación, el economista Lautaro Moschet, describe que una franja importante de la sociedad argentina se expone a sobrevivir, es decir, tratar de adquirir los productos alimenticios indispensables y a sustituir alimentos cuando estos sean inalcanzables para el grupo familiar. Básicamente eso es lo que se conoce como una “economía de guerra”. “Es uno de los comportamientos más habituales cuando esa familia o ese individuo siente de lleno que su ingreso no puede enfrentar gastos más allá de los cotidianos. Hoy comprar bienes durables (una heladera o un equipo de aire acondicionado) es prácticamente imposible para un salario promedio”, describe Moschet. Pero las restricciones financieras no se agotan tan solo allí. La capacidad de ahorro es casi inexistente para una familia de clase media tradicional que, además, deberá prescindir del ocio y hasta bajar sus expectativas de vacaciones en puntos veraniegos más concurridos, porque la inflación prácticamente le quitó todo poder de compra. “A eso me refiero cuando el nivel de consumo se vuelca a niveles de subsistencia, ya que nadie sabe qué pasará el día después de mañana”, acota Moschet. La Secretaría de Bioeconomía acordó con las grandes cadenas comerciales valores de ofertas para cortes parrilleros en estas Fiestas. Se incluyen asado ($ 4.900), matambre ($ 5.900), vacío ($ 5.900), tapa de asado ($ 4.900) y falda ($ 2.900).

6-. ¿Qué pasa con el mercado automotor y los planes de ahorro?

Los precios de los autos subieron más del 40% en las últimas dos semanas, lo cual pega sobre todo en los sectores medios de la población, que están perdiendo la chance de acceder un vehículo 0 Km. Inmediatamente después de que el Gobierno anunciara la devaluación del 56% del tipo de cambio oficial, las terminales automotrices aplicaron el reajuste, aunque las concesionarias están ofreciendo autos en stock a precios anterior, lo que puede ser una opción ventajosa para quienes cuentan con “cash”, sobre todo si en dólares. De esta manera se cubren de una posible baja en el nivel de ventas. Los que pagan un plan de ahorro por sus vehículos han observado en los últimos meses que la cuota se fue reajustando según la inflación de cada período y ahora cruzan los dedos a la espera de establecer cuál será el impacto de la devaluación en la cuota que se viene.

7-. ¿Qué nos espera frente a este escenario de incertidumbre?

Según el economista Federico Vacalebre, no hay demasiadas opciones de cobertura porque el “fogonazo inflacionario se extenderá en los próximos meses, por efecto de la devaluación, y más allá de que se haya achicado la brecha cambiaria”. “Para cualquier economista, realizar futurología en la situación que se encuentra la Argentina no es recomendable.  Pero sí se puede inferir que la situación no se modificará hasta tanto los salarios logren equilibrarse un poco, en algún momento”, acota. En consecuencia, Vacalebre coincide con sus colegas en que el dólar es la clásica estrategia de resguardo, pero los más jóvenes se están animando a usar las billeteras digitales que, en estos momentos, están compitiendo contra el plazo fijo tradicional en rendimientos.  

8-. La crisis no golpea a todas las franjas sociales por igual

Según el economista Fabián Amico, la crisis argentina no afecta a todos por igual. Por esa razón, la estrategia será completamente diferente, según el ingreso. Por caso, el sector más adinerado (con ingresos por encima de $ 1,5 millón mensual) “puede que a esta crisis la vea por TV, mientras el resto hace piruetas para costear sus gastos”, indica el investigador. Y acota: “aquel que pertenece a la clase media tradicional (ingresos superiores a los $ 550.000 mensuales) pasen el tsunami inflacionario sin más sacrificio que el freno a su capacidad de ahorro, pero los más vulnerables recibirán el impacto de frente. Por eso será necesaria la cultura de la solidaridad social y familiar para pasar la crisis”.

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